domingo, 1 de noviembre de 2015

Nacer a la lectura y más...Márgara Averbach


"Los libros fueron mi refugio... "

 






Foto tomada de la página de Imaginaria. Autora de la foto Vera Rosemberg

Nació en la Ciudad de Buenos Aires, pero vivió parte de su infancia en Santa Fe, y al conocerla se percibe aún algo de ese aire de campo y de libertad. Es Doctora en Letras y Traductora Literaria. Enseña literatura de los Estados Unidos en la UBA y traducción literaria en el Lenguas Vivas J. R. Fernández y en el Lenguas Vivas Spangenberg. También es crítica literaria, para el diario Clarín y para la revista Ñ, y en sus ratos libres (la verdad es que tiene una actividad intensa) escribe libros, principalmente de ficción, para niños, jóvenes y adultos

Ganó numerosos premios y distinciones, el Primer Premio del Concurso de Cuentos para Niños de las Madres de Plaza de Mayo (1992) con el relato "Jirafa azul, rinoceronte verde" (un cuento muy bello, por cierto) y el Primer Premio de Cuento en el Segundo Concurso "Identidad De las Huellas a la palabras", Abuelas de Plaza de Mayo e H.I.J.O.S. (Córdoba, 2001) con "Rompecabezas de lunes". Recibió, entre otros premios: Conosur a la Traducción (Unión Latina, 2007); Maestra de la Literatura Juvenil (LIJ) de Hormiguita Viajera (2011). El año pasado fue distinguida con el Diploma al Mérito de la Fundación Kónex en la categoría Literatura Juvenil, un reconocimiento a una extensa y nutrida trayectoria en la LIJ.

Márgara y yo tenemos mucho en común, disfrutamos el contacto con la naturaleza y amamos esta época del año en que el aire caliente, perfumado a paraíso, nos invita a salir, sin necesidad de abrigo.

Cuando la conocí, hace unos años atrás, la primera coincidencia que me sorprendió fue su costumbre de leer en voz alta, en los viajes en auto. Como ella misma cuenta, en la entrevista, fue herencia de su madre. Estoy convencida que se debería extender a todas las familias, acorta los viajes y provoca lectores en lo inmediato (en mi familia, pudo resistirse a conocer el final de la novela iniciada en el trayecto)

Podría seguir mencionando coincidencias, como el disfrute por la lectura y el cine, o el trabajo docente que nos ocupa todo el año, (pero que a ambas, creo, nos resulta gratificante). La última es que compartimos día de cumpleaños, así que sin saberlo, hemos festejado muchas veces juntas.


Márgara podría vivir todo el año en verano, y no sólo por el clima propicio. Es una escritora, preferentemente, de verano, una época del año en la que el receso de su trabajo le permite dedicarse en continuo a escribir. Y lo hace en cuadernos, a mano, para sentir el trazo de la escritura que va naciendo de su pluma.

Si quieren conocer algo más de ella, les recomiendo leer esta entrevista, que le hizo la querida Fabiana Margolis para Imaginaria o visitar su blog...
De tener que elegir uno de sus libros me quedaría con éste....Una novela catalogada como juvenil, publicada por Sudamericana


En la dedicatoria de este libro se lee...

"A las Abuelas de Plaza de Mayo, que conocen la historia.

A Mónica, María Cristina, Diana, Perla, Miriam, Lea, que se sentaron conmigo a conversar en bares, en patios, en bancos de plaza hasta que me devolvieron, de a poco, con paciencia infinita, la conciencia del poder que hay en la charla."
Esta dedicatoria es también un adelanto, de la historia...que será contada a través de las voces de este grupo de adolescentes que tan bien describe Márgara.
 


Me quedo en el final con esta foto, en donde se la ve, con su pelo largo y su vincha, ...y una sonrisa de felicidad, que parece esconder una travesura de infancia.

Y con esta frase de su libro "El año de la vaca", que me golpeó al leerla.

"Alegría es ver un caballo al galope" 

Gracias a todos por acompañarme y gracias Márgara por prestar tu voz a las preguntas

¿Qué recuerdos tenés de tu inicio lector? ¿Qué libro, relato, historia de la infancia recuerdas especialmente?

Me acuerdo de que en casa mamá leía mucho en voz alta. En los viajes que hacíamos en auto (largos viajes en diciembre-enero). Esa tradición continúa: yo lo hice con mis hijos en nuestros viajes en auto (no tan largos pero sí bastante) y ahora lo hacen mi hijo y su compañera. Y a mí me encantaba eso. Si íbamos de campamento al frío, la verdad es que me gustaba más el viaje, con lectura, que la llegada, con frío y en carpa. Por otra parte, a mí me dolían mucho los oídos... y mamá me leía en voz alta cuando pasaba eso y yo me olvidaba del dolor. Eso está en "Ujujá y los cuentos", uno de "Cuentos de arriba y de abajo". Tal vez es una de las razones por las que escribo. En cuanto a obras: no me acuerdo de los que me leían cuando era chica. Sé que leí María Elena Walsh (la ficción me gustaba, la poesía no) y que leía algunos de autor desconocido (no recuerdo los nombres) que me enloquecieron. Más recuerdo los libros de más grande, la serie de animales que me traía mi mamá, novelas largas sobre animales de una editorial española (tengo alguno todavía), Kpo la pantera,

Sirga la leona, una serie de caballos salvajes de una autora australiana que me marcó, y Los tres mosqueteros de Dumas y Salgari, todo lo de Sandokán...
 
¿Quién o quienes te acercaron los primeros libros, o las primeras historias en tu niñez? ¿Cómo llegaste a ellas?
Creo que ya lo dije. En casa todos eran tirando a la ciencia y la pasión venía por ahí pero los libros eran importantes y llenaban paredes y paredes.
 

¿En qué lugar de tu infancia te recuerdas leyendo? Si tuvieras que describirme una imagen tuya en tus inicios lectores ¿cuál sería?.
Leía en todas partes. Me acuerdo de las lecturas en las hamacas paraguayas de Ezeiza a los diez, doce, horas leía. Ahí fue cuando mis viejos empezaron a preocuparse.
   
Hoy en día ¿en qué lugar te gusta leer? ¿Tenés algún hábito o costumbre que te caracterice al momento de comenzar a leer, o al escoger un libro?

No, de nuevo, leo en todos lados. No tengo hábitos para eso, son más mis hábitos para escribir. Yo leo en el tren, en el subte y no en el colectivo porque me mareo mucho. Leo en el auto, en voz alta en los viajes largos y cortos. Leo casi en todas partes excepto en cama, a la noche. Ahí prefiero mirar televisión, cine y series.


Si tuvieras que elegir una palabra (pueden ser dos, o más) para describir lo que significa un libro para vos ¿cuál o cuáles serían?

No sé... Los libros fueron mi refugio, en malos tiempos y supongo que volverían a serlo. Pero tuve otros. Soy muy lectora pero hay otras cosas que me gustan tanto como esa, el cine es una. Si tuvieras que decir lo que significa para vos la lectura en pocas palabras, ¿cuáles serían?

Creo que ya lo contesté arriba.

¿Qué estás leyendo en el momento en que te ha llegado esta entrevista? O ¿qué estás buscando leer?
Yo leo para el diario o para dar clase. No leo casi nunca para leer solamente. Lo que pasa es que elijo los libros que quiero comentar, en su mayoría, así que es placer también. Un trabajo en el que te paguen por leer es lo mejor que puede pasarte, siempre lo digo, y a mí me pasó.


Estoy leyendo una maravilla de Iris Murdoch que se llama "El unicornio."


Y después tengo: "Sapphira y la joven esclava" de 
Willa Cather 








y "Nombres y animales"  de Rita Indiana. 



 




Y acabo de terminar Los casos de Salvo Montalbano, de Andrea Camilieri.


 

sábado, 24 de octubre de 2015

Nacer a la lectura y más...Ángeles Durini




“La lectura para mí, es volver a escuchar la voz de mi abuela”


Ángeles nació en Maldonado, Uruguay, en la playa… o casi. Será por eso que cuando la veo pienso en el mar y el sol. 

Vive actualmente en Buenos Aires, en una casa con jardín, y mucho verde. Estudió el profesorado de Lengua y Literatura, con especialización en LIJ, en el instituto SUMMA, pero no ejerció. Se dedica hace tiempo a escribir (principalmente literatura infantil) y también en el living de su casa, dicta un taller literario que es además un encuentro de amigas. Ella misma, y eso me sorprendió al conocerla, no deja de aprender y asistir a talleres y cursos. Una persona que quiere seguir aprendiendo, y no se conforma, para mí se merece el mayor de mis respetos, y mi amistad.

En el 2004, su cuento “Levemente hacia atrás” obtuvo el primer premio del Concurso Imaginaria Educared. Les recomiendo que lo busquen y lo lean, en este sitio, porque es una preciosidad que llega con aires de los cerros jujeños….

Hace varios años que tengo el placer de encontrármela. Siento que en el camino de la vida, uno puede hallar personas sol y personas lluvia, (también hay algunas que son, tormenta, pero no quiero a hablar de ellas). Ángeles, es una persona sol. Sol de primavera, para más datos. No como esos soles de verano que te hacen arder la piel y anhelar la sombra, sino como esos soles tibios, que te calientan desde adentro y te invitan a permanecer a su lado.

Su entrevista es una preciosidad…así que no quiero que retrasen su lectura. Solo les digo que si tengo que recomendarles un libro de ella me quedo con ¿Quién le tiene miedo a Demetrio Latov?, publicado por SM.




Demetrio no es un chico como todos, tiene un lobo como mascota, conversa con sus parientes muertos en el jardín, y quiere mucho a su abuela, aunque sabe que ella le oculta algún secreto. Este libro tiene también una segunda parte que aún no he podido leer y que se llama “¿Qué esconde Demetrio Latov?”

Les dejo esta foto que le sacó el querido Uri Gordon para su blog "El ojo ajeno" (otra entrevista que no se pueden perder...https://elojoajenoblog.wordpress.com/2015/02/02/angeles-durini/)






Gracias Ángeles por estar ahí…y gracias también, a los que me esperan, y me leen.

¿Qué recuerdos tienes de tu inicio lector? ¿Qué libro, relato, historia de la infancia recuerdas especialmente?

De mi inicio lector tengo el recuerdo de la voz de mi abuela contándome cuentos. La descripción de los tres vestidos de las tres noches de fiesta de Cenicienta: el vestido de sol, el vestido de luna y el vestido de estrellas. El de estrellas era el de la última noche y era mi preferido. Gracias a la voz de mi abuela, el sarpullido de la varicela me picó un poco menos, y eso que me picó un montón. Ella contándome cuentos y yo viviéndolos.
También, creo, se colaron las historias de la biblia que nos contaban en religión, mi mamá nos mandaba a mis hermanos y a mí desde muy chicos, y allí la hermana Carmen Susana nos contaba la creación con Adán y Eva como protagonistas, la echada del paraíso, el mundo del pecado hasta que nacía Jesús y todo lo demás. Lo mejor era que representábamos estas historias, un año te podía tocar el papel de Adán o Eva, o de Dios acusador, otro, de pastor o una categoría mayor: de ángel que anuncia. Me gustaban los ensayos llenos de chicos atentos a las indicaciones de la hermana, todos nos metíamos adentro como en un gran juego. Éramos ese dedo que señalaba la puerta de salida, esa coronita puesta sobre el pelo. Además, mi mamá nos compraba unos libros que hablaban de estas historias y que traían figuritas para pegar.
Pero donde seguro aprendí a leer fue en las páginas de las historietas. Yo tenía cinco hermanos arriba mío, más una sarta de primos, las historietas pasaban de mano en mano, Periquita, La pequeña Lulú, Superman. Y los primeros aprendizajes sobre mitos grecorromanos me los dieron las historietas de Joyas de la mitología. Un poco después, vino Patoruzú y toda su familia.
Tampoco me olvido de un profesor de música que tuve durante un año en los primeros años de primaria porque nos hacía cantar romances: El conde Olinos, Catalina (era hermoso y terrible), y yo en ese rato era feliz.
Recuerdo, y lo sigo conservando, el libro Cuentos del norte, de editorial Juventud, que descubrimos con mi hermana y mi prima en la biblioteca de la casa donde nos acabábamos de mudar. Fue una emoción para las tres. Nos tiramos en el pasillo y mi prima y yo le leíamos a mi hermana que todavía no sabía leer. Eran cuentos de hadas que no conocíamos. El rito de tirarnos en ese pasillo a leer ese libro duró varios años.

¿Quién o quiénes te acercaron los primeros libros, o las primeras historias en tu niñez? ¿Cómo llegaste a ellas?

A la voz de mi abuela le siguió el descubrimiento de la biblioteca, en la otra casa mi abuela vivía con nosotros, en esta nueva casa, no. Me encontré con la colección Robin Hood con Louisa May Alcott y su “Mujercitas” a la cabeza, la colección Historias, Billiken, varios libros al alcance de mi mano. Por allí también andaban Huckellbery Finn y Tom Sawyer. Y mi mamá seguía comprando fascículos que hablaban del coliseo o de Aníbal y sus elefantes. Ella me señaló libros destrozados que había en la biblioteca como “El inglés de los güesos” o Stella, novelas románticas y lentas, ideales para tardes de lluvia. En el colegio había una compañera hiper lectora con la que nos intercambiábamos libros, gracias a ella descubrí muchos, como “Anne la de tejados verdes”, “El fantasma de Canterville” o el gusto por leer a Moliere. Y mi prima fue la que me recomendó Papelucho y tuve mi época papeluchesca.
Leer en voz alta en el colegio también me producía un placer
especial, además allí se podían preparar obras de teatro, había actores y público a disponibilidad. Llevé un libro que encontré en la biblioteca, obras de teatro para chicos, había un par que eran pasables, se la mostré a la maestra y manos a la obra. Me tocó el papel del doctor Aguafría, revolví los roperos de mi casa y me llevé la sorpresa de que allí había un montón de cosas que servían para disfrazarse, había para todos los personajes. Representamos la obra frente al colegio entero y fue un éxito.

¿En qué lugar de tu infancia te recuerdas leyendo? Si tuvieras que describirme una imagen tuya en tus inicios lectores ¿cuál sería?

En el pasillo de esa biblioteca, sin duda. Leí varios libros tirada en una alfombra arratonada, vieja y fea. También recuerdo aquel día en que jugábamos a las escondidas y corriendo subí las escaleras para esconderme. Sobre una cama estaba “Peter Pan”, se lo acababan de regalar a mi hermano para el cumpleaños, me tenté y lo agarré. Sentada en el piso y apoyada mi espalda en la cama lo leí todo. Me hice la sorda cuando me buscaban. Y de adolescente: cruzando la calle mientras leía y mi mamá detrás gritándome que mirara antes de cruzar. Y otra imagen que se me viene a la cabeza es la de leer en la cama con el velador en el piso para que nadie se diera cuenta de que no había apagado la luz porque era tardísimo.

Hoy en día ¿en qué lugar te gusta leer? ¿Tienes algún hábito o costumbre que te caracterice al momento de empezar a leer, o al escoger un libro?

Me gusta leer en la mesa del desayuno. Y siempre llevo un libro en la cartera para las esperas. Los más gordos no tienen más remedio que ser leídos en casa. Hábito en las librerías, y es leer algunas palabras del principio y otras del final de los libros que me voy encontrando al azar. Y más de uno termina siendo comprado.

Si tuvieras que elegir una palabra para describir lo que significa un libro para vos, ¿cuál o cuáles serían?

Compañía. Complicidad.

Si tuvieras que decir lo que significa para vos la lectura en pocas palabras ¿cuáles serían?

Volver a escuchar la voz de mi abuela.
Una emoción que se construye como un rompecabezas.
Puertas que se abren. Que se abren. Que se abren. Ecos.
Vidas de otros que ponen huevos en mí.
Mundos transparentes que están en el aire y que al leer, se iluminan.

¿Qué estás leyendo en el momento en que te ha llegado esta entrevista? O ¿qué estás buscando leer?

Estoy leyendo “Kitchen” de Banana Yoshimoto



Leí “Dublineses” de James Joyce y antes pero no me lo olvido: “La cámara sangrienta” de Angela Carter.



Esperan: “El irresistible cuento de hadas” de Jack Zipes y “Mi guerra ajena” de Marina Colasanti.




Con el jardín de fondo



Cuando ya terminábamos, me manda un libro más
(ella siempre dando más)

Samanta Schweblin, "Siete casas vacías"


Hasta la próxima....


domingo, 27 de septiembre de 2015

Lectores encontrados


Hace tiempo que me apasiona encontrarme "Gente que lee". Capturarlos en un instante y compartir. Eso de cruzarme por la vida con otros apasionados como yo, capaces de ir parados leyendo, sentados leyendo, incómodos pero leyendo...me despierta la curiosidad de observar esas lecturas.

Dejé de hacerlo a partir de comentarios de amigos (a los que no les gusta que ande fotografiando desconocidos) y porque me enteré que Daniela Azulay tambien lo hacía...No quería que sonara a réplica. Pero, me di cuenta que cada uno lo hace desde su mirada y que podemos multiplicar lectores y lecturas


Les dejo acásu blog, "Escenas lectoras"...por si quieren conocerlo

http://escenaslectoras.blogspot.com.ar/

En Biología llamaríamos  a esto...ANALOGÍA...es decir, sus orígenes evolutivos son independientes, pero se parecen superficialmente porque cambian para realizar la misma función....(un ejemplo serían las alas de los murciélagos y las aves, que no están emparentadas, solo le sirven para lo mismo...volar)

Daniela y yo llegamos por distintos caminos a lo mismo, buscar lectores por aquí y por allá...(Seguramente no somos las únicas en la red)

Empiezo entonces este segmento para compartir el placer de la lectura, y el placer que me produce ver leer








El otro día, me lo encontré en el 60
Yo iba mirando y él iba leyendo
Abstraido en su mundo

Como dice Daniel Pennac en "Como una novela" ...
"..Así descubría la virtud paradójica de la lectura que consiste en abstraernos del mundo para hallarle un sentido.
De esos viajes regresaba mudo."

Me quedé pensando que un libro es un viaje que emprendemos
Otros viajan en otros libros al mismo tiempo que uno
O en el mismo
Pero el viaje de cada uno es especial, aún en el mismo transporte, aún con el mismo destino, cada uno tiene su experiencia, y hace su propio camino...

Porque todos somos distintos.
Cuando cerró el libro para bajar, logré ver por un segundo la tapa del libro
Leía el "Silmarilion" de mi querido Tolkien, en inglés

Recordé entonces mi propio recorrido por ese libro

Fue como si de nuevo emprendiera un viaje
Mientras... él seguía su camino.