jueves, 2 de noviembre de 2023

Leyendo mujeres: Ida Vitale x 100

 



Ida Vitale (Montevideo, 2 de noviembre de 1923) es una poeta, traductora, ensayista, profesora y crítica literaria uruguaya.

Ha recibido diversos premios, entre ellos Premio Octavio Paz (2009) el Premio Alfonso Reyes (2014) el Premio Reina Sofía (2015), el Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca (2016), el Premio Max Jacob (2017) y el Premio Cervantes (2018) que valora "su lenguaje, uno de los más reconocidos en español".

Creció en una familia considerada culta y cosmopolita, de origen italiano por parte paterna.En su infancia llegaban todos los días cuatro diarios que contenían sus respectivas páginas culturales, en las que era "normal" que se incluyeran poemas. Asimismo, en su casa había libros en italiano y francés, y más tarde aprendió italiano en la escuela.

Estudió Humanidades en Uruguay y ejerció la profesión docente. Colaboró en el semanario Marcha; entre 1962 y 1964 dirigió la página literaria del diario uruguayo Época. Fue codirectora de la revista Clinamen e integró la dirección de la revista Maldoror.

Con la dictadura cívico-militar de Uruguay (1973-1985) se exilió a México en 1974 y, tras conocer a Octavio Paz, este la introdujo en el comité asesor de la revista Vuelta. Además participó en la fundación del periódico Uno Más Uno y continuó dedicada a la enseñanza, impartiendo un seminario en El Colegio de México. Amplió su obra cultivando el ensayo y la crítica literaria (que ejerció en El País, Marcha, Época, Jaque y, entre otras.

A la muerte de su esposo regresó a Uruguay donde reside actualmente.

Hubo muchos homenajes de un lado y el otro del Río de la Plata en su día. Se proyectó el documental de su vida en simultaneo. 



Residua

Corta la vida o larga, todo
lo que vivimos se reduce
a un gris residuo en la memoria.
De los antiguos viajes quedan
las enigmáticas monedas
que pretenden valores falsos.
De la memoria sólo sube
un vago polvo y un perfume.
¿Acaso sea la poesía?



fortuna


Por años, disfrutar del error y de su enmienda,
haber podido hablar, caminar libre,
no existir mutilada,
no entrar o sí en iglesias,
leer, oír la música querida,
ser en la noche un ser como en el día.
No ser casada en un negocio,
medida en cabras,
sufrir gobierno de parientes
o lapidación legal.
No desfilar ya nunca
y no admitir palabras
que pongan en la sangre
limaduras de hierro.
Descubrir por ti misma
otro ser no previsto
en el puente de la mirada.
Ser humano y mujer, ni más ni menos.


Este mundo


Sólo acepto este mundo iluminado
cierto, inconstante, mío.
Sólo exalto su eterno laberinto
y su segura luz, aunque se esconda.
Despierta o entre sueños,
su tumba tierra piso
y es su paciencia en mí
la que florece.
Tiene un círculo sordo,
limbo acaso,
donde a ciegas guardan
la lluvia, el fuego
desencadenado.
A veces su luz cambia,
es el infierno; a veces, rara vez,
el paraíso.
Alguien podrá quizás
entreabrir puertas,
ver más promesa allá
, sucesiones.
Yo sólo en él habito,
de él espero,
y hay suficiente asombro.
En él estoy,
me quede,
renaciera.


Libro


Aunque nadie te busque ya, te busco.
Una frase fugaz y cobro glorias
de ayer para los días taciturnos,
en lengua de imprevistas profusiones.
Lengua que usa de un viento peregrino
para volar sobre quietudes muertas.
Viene de imaginaria estación dulce;
va hacia un tiempo inexorable solo.
Don que se ofrece entre glosadas voces,
para tantos equívoco, se obstina
en hundirse, honda raíz de palma,
convicto de entenderse con los pocos.


Gotas


¿Se hieren y se funden?
Acaban de dejar de ser la lluvia.
Traviesas en recreo,
gatitos de un reino transparente,
corren libres por vidrios y barandas,
umbrales de su limbo,
se siguen, se persiguen,
quizás van, de soledad a bodas,
a fundirse y amarse.
Trasueñan otra muerte.




RECURSOS

el sobresalto fuera del poema y dentro del poema, apenas
aire contenido.

Leer y soltar una frase, una palabra, un rostro. Los rostros,
sobre todo.
Repasar, a pesar de bien lo que callan.

Como no estás a salvo de nada, intenta ser tú mismo la
salvación de algo.

Caminar despacio, a ver si, tentado el tiempo, hace lo mismo.

LA GRAN PREGUNTA

¿Qué hacer? ¿Abrir al mar la estancia de la muerte? ¿O enterrarse entre piedras que encierran amonitas fantasmas y prueban que fue agua este humano desierto?

VEGETARIANO

¿Será tan malo vegetar? ¿Habrá que echar raíces, con la permanencia que eso implica? Quizás baste un poco de
arena, pero entonces será un cactus lo que venga a nuevo estado. Sin duda será mejor buscar para la experiencia un poco de buena tierra negra, porque tampoco cualquier tierra se presta para la aventura que comienza. ¿Serán suficientes unos brotes? Pero por más que uno se ponga voluntarista, aquellos no van a aparecer por ningún lado si no logra una mínima raíz. Y para esto se necesita quietud. ¿Hundimiento y quietud?

DEMASIADO TARDE

Lo que el verano nos quita, el lugar que el verano nos deja, el don del estornino, su ir y venir ansioso entre su sala de pastos, ¿su selva?, su desaparecer —hacia dónde?— con su verdoso salpicado de oro. , si el viento de pronto se levanta, si aquella nube, para nada esperada, gotea.

RENUENTE

Después de los ochenta,
rechazarás el azafrán y el chile,
desde siempre las innobles sandías,
las mentiras del arte del falso.

Dejarán de angustiarte
las teorías estéticas,
la maldad del azúcar,
el ego, las historias
que la gente se inventa
para alegrar el suyo,
la inabarcable gira
de ajenas cacerías.

Mira las piedras y las hojas,
umbrales de la paz,
sin olvidar que
sobre el descuido
alguien guarda tu caída inerte.

Les dejo también este video para escucharla. Con su lucidez y su sentido del humor. Cuenta que se inició con "La guerra y la Paz" en la lectura 😁 Este video fue filmado en octubre de este año en España donde estuvo para presentar su último libro.


miércoles, 1 de noviembre de 2023

Leyendo 2018: Pingüinos


En esta semana en que comenzó la Feria del Libro de Buenos Aires, quería colaborar con sus listados.

Así que me permito recomendarles este libro de la autoría del escritor argentino Sebastián Vargas.





Título: Pingüinos
Autor: Sebastián Vargas
Ilustrador: Matías Acosta
Editorial: SM
Colección: El barco de vapor
Serie Roja: +12 años

El libro cuenta la historia de dos pingüinos, a los que el amanecer los sorprende flotando sobre un témpano. 

Alejándose del "gran hielo", del continente Antártico y rumbo a lo desconocido

La historia tiene mucho de descubrimiento, primero entre ellos, y luego de situaciones y objetos que se van a encontrar en ese devenir hacia...

Transcurre a lo largo de tres días, tres partes en que está dividido el libro, en que Jonathan/Catorce y Margarita intentan conocerse. 

Deben acercarse, desde su distancia física y sus personalidades opuestas. Lo cual resulta su única alternativa, porque a medida que el hielo se derrite, están cada vez más unidos (como se ve también en las ilustraciones que realiza Matías Acosta). 

Ellos que son tan distintos, Margarita, intuitiva, romántica y soñadora, y Jonhatan/Catorce, práctico, realista, y con una mentalidad de científica (esto, según nos cuenta, tiene que ver con su contacto con los humanos de la base en la Antártida). 

La construcción de los personajes está tan lograda, que uno se sumerge en la historia y se enamora de ellos en un parpadeo.

Acá, haré una confesión, cuando vi la tapa me conquistó inmediatamente (¡las ilustraciones son muy bellas!, y además ¡a quién no le gustan los pingüinos!), pero me resistía a la historia. ¿Dos pingüinos?, ¿solos? ¿De eso se trataba el libro?. ¿Cómo creer en esa historia?. 

Lo empecé con ciertas reticencias, pero las tuve que abandonar de inmediato. Sebastián es un autor que sabe ponerse a la altura. Al comienzo del libro, cuando los pingüinos comienzan a tener voz, aparece una llamada que nos dirige a un pie de página. 

" Nota del traductor: El estudio y conocimiento del pingüiniano antártico, si bien ha experimentado notables avances en los últimos años, se encuentra en una etapa aún básica; por lo tanto la traducción al español rioplatense que se realizó a partir del registro audiovisual original ( recibido en grabaciones con una intensa estática de fondo) debe considerarse aproximativa."

Me pareció un detalle precioso, y cuando terminé de leer el libro me encantó encontrarme entre los datos de edición, el nombre del traductor. Un tal SV, casualmente.

El humor está presente en todo el libro. Los diálogos me arrancaron más de una carcajada (y los silencios en algunos de esos diálogos, también). 

Comparto algunos en el que Margarita interpela a Jonathan/Catorce: 

- No sé si lo que más me sorprende es que los humanos hablen o que vos, un simple pingüino macho, hayas aprendido qué es lo que dicen.

-Gracias

- No fue un cumplido

El capítulo en el que se presentan no tiene desperdicio:

- ¿Y vos cómo te llamas?

- Me llamo Margarita.

- ¿Margarita?

- Sí, Margarita.

- ¡Qué nombre raro! ¿Te lo pusieron en la guardería?

- No, mis padres no aceptaron el nombre que me tocó, prefirieron ser ellos los que me eligieron nombre. "Margarita" lo eligió mi mamá.

- ¿Y qué significa Margarita?

Ella gira un poquito la cabeza, pensativa.

- Que yo sepa, no significa nada. Mis padres viajaron mucho, antes de que yo naciera. Conocieron muchas guaridas de humanos y de lobos marinos. Además, mi mamá tiene mucha imaginación. Así que tal vez es un nombre que inventó...o que escuchó en uno de sus viajes...Nunca se me ocurrió preguntárselo. Pero es un nombre bello, me gusta como suena.

...


Sebastián juega con ese extrañamiento, eso que se descubre por primera vez, aquello que sorprende. Y también con el lenguaje.

En el final nos cuenta de sus influencias para esta obra, y una de ellas es el Diario de Adán y Eva. A mí me resonó varias veces Mark Twain al leer algunos pasajes, pero hay una realidad más cercana y más actual desde los personajes, desde esos diálogos, en español rioplatense, que nos aproxima a estas dos criaturas solas e indefensas, que intentan acercarse.

Margarita tiene una personalidad un tanto arrolladora, otro acierto. Les dejo otra parte en donde intentan nombrarse. Él pretende llamarse Catorce, pero a ella no le parece adecuado:

-¿Y de qué tengo cara, según vos?

Ella lo mira con detenimiento, concentrada

- A ver...Hmmm...Creo que de Jonathan. Sí, de Jonathan

- ¿Jonatán?

- Sí.

- ¿Qué significa "Jonathan"?

- Es otra de las palabras que inventaba mi mamá.

- Ah, entonces no significa nada.

- Bueno, no sé...Pero podés pensar que significa "catorce", y todos contentos.

- Ni, loco uso ese nombre, Margarita. Me llamo Catorce y basta. Cabo marino. punto

- No seas terco, Jonathan.

En ciertos pasajes, uno no puede hacer más detenerse como cuando Catorce/Jonathan dice:

"Conocer nos cambia, Saber cosas nos hace distintas. ¿Vos no querrías saber cómo son las cosas?"

Surgen otros temas que conversar, que nos quedarán flotando para abrir diálogos en el aula, en casa, como el cambio climático, las diferencias, las pérdidas.

No les cuento más (sería mucho) y menos el final,  les dejo esta frase que me encontré, por las últimas páginas del libro.

(Ilustrada con una imagen  con los dos pingüinos muy cerca (todo lo opuesto de como empezaron) casi tocándose las cabezas, en un témpano que apenas los contiene.)


Ambos se miran frente a frente durante un momento tan breve, que podría durar para siempre.


Un libro muy cuidado en todos los detalles, con ilustraciones bellas y sensibles de Matías Acosta, también en los finales de página, deshojando margaritas.

El libro resultó ganador del premio Destacado de ALIJA, en la categoría Novela Infantil hace unos días. A principio de año, resultó premiado por la Fundación Cuatrogatos. 

Sebastián Vargas nos tiene acostumbrados a los premios  Su libro Son Tumikes (que está reseñado por aquí ) también había sido premiado el año pasado por la Fundación Cuatrogatos.

Debo decir que de ningún modo esto lo detiene, porque como buen deportista (disfruta correr y desafiarse) siempre va por más. 

Esta es su oportunidad de tener un par de pingüinos en casa.

En biología, hay una fuerza de cambio en la naturaleza que llamamos "deriva génica". A veces ir a la deriva es la única oportunidad de cambio. Por lo que, aunque desconfiemos de ella, o nos provoque desasosiego, nos impulsará a avanzar, (que también es una forma de llegar a destino).