viernes, 5 de enero de 2024

Los libros que me encontraron en 2023. Parte I.

Cada año hago un registro de mi recorrido como lectora, y al inicio del siguiente vuelvo a mirar ese mapa de lecturas.


Comienzo a construir una pila que va creciendo y sobre ella me monto para mirar hacia el futuro.




Este año recorrí más de 100 libros. (un total de 115 de los que voy a hablar acá, o sea libros de ficción, no ficción, poesía, comic) Apenas menos que el año pasado . Pero muchos y muy variados. Por senderos difusos, algunos desconocidos, me propuse leer y lo hice. A pesar de que este 2023, fue el mejor y el peor que tuve.

La lectura, como siempre me mantuvo a flote.

Pero además me permitió crecer, me ayudó a adquirir herramientas, me permitió mirarme en un espejo, y descubrirme a otros, otras.

La selección como siempre, es subjetiva y un poco arbitraria. Escogí 10, podrían ser muchos más, pero se trata (imagino) de tener un número acotado para no aburrir.

Escogí por lo variado (veo en otras selecciones que hay mucho de lo mismo), quizás porque leo variado. Ficción, no ficción (ensayo), álbum, cómic, libros inclasificables. Lo que más leí fue novela pero también cuento, poesía (que creo fue lo segundo que más leí). Hubiera querido que entrara también novela gráfica y teatro (lo incluido en la otra lista), o literatura científica. Las razones por las que no puedes elegir estos géneros son variadas, este año leí mucha ciencia pero terminé muy pocos de los libros que comencé. El formato en que los leí (en general digital) no ayudaráon a hacer la lectura memorable.

En esta lista se repiten autores del año pasado (Graciela Montes, Lydia Davis) y se descubren autores nuevos. Releí mucho más que otros años. Lo cual no es un detalle menor. Siento que al ir creciendo como lectora me doy la oportunidad de releer y lo hago desde otro lugar. Leí muchas más mujeres por elección. Descubrí autoras que me encantaron. Brenda Navarro, Piedad Bonett (de quien solo conoció su poesía), Jazmina Barrera, Velia Vidal, Lucía Donadío, y otros que escogí para mi lista. Seguí explorando a otros que ya conocía (Alejandro Zambra, Isabel Zapata, María Teresa Andruetto, Jordi Sierra i Fabra). Hubo deslumbramientos y decepciones.

 Hubo lectura acompañada en Clubes de Lecturas, Mamás lectoras de Colombia que me abrieron algunas autoras desconocidas para mí, las Brujas Bucaneras que siempre nos compartimos lecturas, y que este año tuvo su Club y más.

Están en cualquier orden, porque no hay uno mejor o peor. Todos (y se qué hay más) se merecen su lugar porque me han transformado aunque más no sea un poquito. Y es por eso que se los comparto.

 

 


El niño resentido .  César González es un autor argentino nacido y criado en la Villa Carlos Gardel. En su infancia vivió en la pobreza, y en un entorno de violencia. A los 14 años fue preso por primera vez, y se escapó. A los 16 años lo detuvieron por un delito mayor y pasó varios años en la cárcel dónde comenzó a leer y a amar la filosofía gracias a un profesor que compartía estos temas en sus talleres en el penal. Una voz auténtica, pero a su vez poética. Una novela que te atrapa desde la primera línea y que te permite ver el cotidiano de tantos niños y jóvenes que no siempre tienen la posibilidad de salir del lugar dónde han nacido para conocer lo que hay en otras calles. Un autor que no romantiza su vida pero y nos la deja ahí, a la intemperie, para que veamos que existe. Me lo recomendó María Emilia López en un encuentro, y lo busqué en cuanto regresé a casa. También les recomiendo ver los videos de César que además de escritor es cineasta y artista. Para mí fue también una forma de tener otra mirada a mi trabajo en el Barrio Mitre junto a Libros en el Barrio. Una mirada otra que es en definitiva lo que nos da la literatura así que estoy muy agradecida a César por animarse a contar esas historias. (Penguin Random House lo publica=

 


La frontera indómita . Escrito por Graciela Montes (escritora, autora y maestra de la LIJ argentina) es un libro de ensayos publicado por el Fondo de Cultura Económica. 11 textos que no tienen desperdicio. De los que he venido abrevando en mi trabajo como mediadora, y que me han dado respuestas, así como me han señalado preguntas. Y tan actuales, que me sorprendo con que este libro haya sido publicado en 1999 y los textos hayan sido escritos aún más atrás en el tiempo. Les dejo una reseña que hice en el blog. Un ensayo que me aportó mucho también en educación fue Enseñar Distinto de Melina Furman, y de la misma colección releí a Michele Petit (luego busco la entrada en el blog), y leí a Emilia Ferreiro Cultura escrita y educación y Gente y cuentos que reseñé por acá. También muy recomendable Una lectora de provincia de María Teresa Andruetto. A último momento leí un ensayo muy chiquito Se vive y se traduce la Laura Wittner al que le tenía muchas ganas.




La paciencia del agua sobre cada piedra. Alejandra Kamiya. Eterna Cadencia . La escritura de Alejandra Kamiya es original y poética, nada parecido a lo que había leído antes. Todos sus libros de cuentos son maravillosos. Pero los otros que leí me llegaron en momentos inadecuados. Este llegó en el momento justo. También influyó en que el tema central de muchos de esos cuentos son los animales. Y quizás también que la conocí a ella este año y me pareció encantadora (les dejo la crónica del encuentro). Leí otros libros de cuentos iguales de maravillosos. Da igual de Agota Kristoff, Felicidad Clandestina y otros cuentos de Clarice Linspector y Animalia de Silvia Molloy. Fue difícil decidir.





Ciento cincuenta cuentos cortos. Lidia Davis. Editorial Almadía. En esto de elegir variedad y teniendo en cuenta que en mi cuenta de Instagram tengo un día dedicado a los microrrelatos me pareció que lo justo era elegir a Lydia (una vez más). Como pueden ver los libros subrayados y marcados se merecen estar. Y en esta antología personal con la traducción de Mauricio Montiel Figueiras están algunos de mis microrrelatos de Lydia Favoritos. Como este:


pelo de perro


El perro se ha ido. Lo echamos de menos. Cuando suena el timbre, nadie ladra. Cuando volvemos tarde a casa, no hay nadie esperándonos. Seguimos encontrándonos pelos blancos aquí y allí por toda la casa y en nuestra ropa. Los recogemos. Deberíamos tirarlos. Pero es lo único que nos queda de él. No los tiramos. Tenemos la esperanza de que si recogemos suficiente pelo, seremos capaces de recomponer al perro.




De la boca de un león. Inés Garland. Edelvives. Novela Ganadora del Premio Aladar. Literatura Juvenil.  Un libro de Inés para mí ya es garantía de que me va a gustar. Es una autora argentina (y traductora) que siempre me enamora. En este caso el tema del libro, la violencia, el sentirse diferente, el encontrar su lugar, el romper esquemas, puede resultar en incomodidad. Pero me llegó en un momento en que buscaba libros que hablaran de otros temas. Entre tanta literatura cómoda buscaba incomodidad. No es solo la historia en sí muy bien narrada, sino que la escritura de Inés es siempre luminosa aún para hablar de temas oscuros. Tuve la oportunidad de verla, y de agradecerle el libro en persona (y me lo dedicó), escucharla hablar también es una delicia. Leí otros libros que también me gustaron (La piedra de toque, El club de los raros, Ella trae la lluvia, Eleanor y Park son otros) pero este es un libro que quiero leer con otros.

 




Cosas pequeñas como esas. Claire Keegan. Eterna Cadencia Traducción de Jorge Fondebrider. Vengo leyendo a la autora irlandesa desde el año pasado y todo lo que leí de ella me ilumina. Aún cuando los temas sean oscuros. Esta novela corta, deja planteada una pregunta que me hago frecuentemente. ¿Vale la pena romper el silencio para luchar contra las injusticias? ¿Vale la pena arriesgarse, por cambiar algo grande o pequeño? Es una novela que a mí me deja inquieta. Y se lo agradezco.

Como detalle de color la manera en que me llegó no fue más que una serie de eventos afortunados. La busqué y la intercambié en Pila de libros, una plataforma creada en el país que permite que los libros circulen sin costo. La persona que me lo dio, creo que lo odió. (dijo en sus redes algo como que se sacó a las monjas de encima porque el lugar donde transcurre es un convento). No recuerdo que le di un cambio, pero seguramente las monjas se quedarán conmigo.

 


Azul el agua. Amalia Bautista. Poesía. La Vella Varsovia. Entre los más de 20 libros de poesía que leí no sé por qué escogí este. Quizás porque era una autora desconocida. Madrileña, lejana. Quizás porque cuando encontré este libro (solo la conocí por mi amiga Emma Cabal Sanchez que me compartió alguno de sus poemas) sentí la alegría del reencuentro. Era como que nos cruzáramos en BA y ya nos hubiéramos conocido. Es un libro pequeño pero creo que sus poemas son absolutamente luminosos. Y la seguiré buscando.



SURSUM CORDA

A veces es muy fuerte la tentación, las ganas.

de abandonarlo todo, de dejarse,

que ya no son edades, ya no es tiempo,

que ya está todo hecho, muy mal hecho.

Es fácil la pereza y es difícil

embarcarse de nuevo en la tarea

de rescatar ilusiones.

Pero tú, corazón, sigue latiendo

Mientras te deje el mundo.

Hoy es el día, hoy es el primer día,

y ya nunca seremos más jóvenes que ahora.



Amalia Bautista

(otros libros que me llegaron fueron la poesía de Piedad Bonnet, El silencio de las plantas una compilación de poesías sobre plantas de Elisa Bompland publicado por Bajo la Luna, y La poesía de los árboles, también una selección de poesía ilustrada, hermoso, pero no para leer en digital como lo hice yo, lo publicó Nórdica. Hay una entrada de poesía que escribí en relación a la maternidad, si lo buscan ahí hay muchos de los libros que leí y disfruté este año)



Los viernes de Juan Forn. Tomo I. Emecé. Juan Forn fue un descubrimiento del año pasado. No hay otro autor que yo haya buscado este año con tantas ganas. Y otra vez, lo encontré en un intercambio en pila de libros. Solo tengo el Tomo I pero seguramente trataré de buscar los otros, o como ya me pasó con Leila Guerriero, con Kohan y otros autores, serán de los que siempre estarán buscando leer más. Este es un libro de Crónicas o perfiles de escritores. Empecé leyendo alguna selección de estas y me enamoró. La forma en que cuenta es magistral. No solo porque te enamora la forma en que lo dice, sino porque te enterás de datos que nunca imaginabas de Faulkner, Chéjov o Kawawata. Este libro fue mi guía de este año para conocer a otros autores, y para seguir buscando leer. Les dejo en el blog una reseña. Acá uno de mis relatos favoritos El buda de los buitres






Me alegro de que mi madre haya muerto. Jennette Mccurdy. Trad Rut Abadía. Ediciones Tendencias. Un best seller del New York Time. Una actriz que conocí en la serie I Carly. Una novela inspirada en su vida. Inolvidable. Me llegó porque Agus de Pasemos Página la reseñó. Creo que ella la leyó en inglés pero yo la vi en castellano y me interesó por su título. La autoficción es un género que me conquista. Pero más aún cuando está narrado desde el humor. La madre de Jennette quería que su hija fuera actriz, porque ella lo había deseado. Jennette decidió ser escritora y vaya que lo logró. En la novela narra su vida, su tortura personal de tener una madre controladora y enferma, y ​​también lo que significa la industria de Hollywood para las infancias. Una pasa de la carcajada a la tristeza en segundos, de la risa al llanto. (otro que me conquistó es A corazón abierto, de Elvira Lindo, también el dolor y el humor)

 




Tienes que mirar. Anna Starobinets Traducción de Viktoria Lefterova y Enrique Maldonado. Impedimentos editoriales. Una novela de una escritora rusa que no conocía. También sobre un hecho real (en este caso el embarazo de un “mini tejon” que al contrario de lo que se esperaba no traería toda la alegría que esperaba). Un tema terrible, una historia por la que ninguna madre desea pasar, pero narrada de una manera luminosa. Anna no puede abortar en Rusia (el maltrato, la discriminación hacia las mujeres, la deshumanización de los médicos). Y tiene que viajar a Alemania para finalizar tempranamente su embarazo. Tienes que mirar es lo que le dice una enfermara cuando da a luz, y le explica por qué. Quedé conmovida y convencida de que la escritura nos salva. Indignada una vez más por la deshumanización que atañe a la medicina (no es solo en Rusia dónde pasan estas cosas), pero también convencida de que contar estos temas es necesario. No se puede simplemente pasar de este libro, una lo atraviesa y cambia. (otras que recomiendo Línea Nigra de Jazmina Barrera, In Vitro de Inés Zapata,  Lo que no tiene nombre de Piedad Bonnet, Alfabeto de Infancia de Lucía Donadío, Cuando las mujeres fueron pájaros Terry Tempest Williams y Tan Temprano de Florencia Gattari y Autobiografía de m madre de Jamaica Kincaid que van por la autoficción)


 Dejo la literatura científica que me llegó pero que al leerla en digital no tengo para subrayar (lo cual creo que modificó mi impresión de ellas): Animales ejemplares (un libro que reúne animales y textos literarios, la lectura fue difícil por el formato y no logré entenderlo cabalmente pero se veía muy bello), Pensar en Imágenes de Temple Grandin una obra que recomiendo porque habla del autismo en primera persona, y Sensibilidad y sentimientos de Stefano Mancuso...muy bellos pero también lo digital no fue buena experiencia)

 Una cita de Graciela Montes para terminar

Hoy parece privilegiarse la celda, la casilla.La protección vale más que el arrojo, la seguridad es un bien más alto que la aventura. Hurgar se considera peligroso. La información general está depositada en los medios, no se adquiere por hurgueteo. No parece haber sitio para paseantes. La máquina todo lo controla. ¿Habrá sitio para la lectura considerando que ellos lectores son gente curiosa, molesta, metereta, gente que hurga, abre puertas, cruza umbrales, salta verjas? Poca gente más incómoda, siempre disconforme, inquieta. ¿Habrá sitio para ellos? 

Más reseñas en mi IG @patoleyendoelmundo

Y viene la parte II (álbum e ilustrados)...


 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario