lunes, 30 de diciembre de 2019

Leyendo 2019: Un viejo que leía novelas de amor


Un viejo que leía novelas de amor 
Autor: Luis Sepúlveda 
Tusquet Editores 



Hace rato que quería leer esta novela. Reúne dos de mis temas favoritos, la naturaleza y el amor por la lectura. 

Un hombre solo viviendo en el plena selva descubre que puede leer, que lo recuerda, y descubre los libros.

"Fue el descubrimiento más importante de toda su vida. Sabía leer. Era poseedor del antídoto cotra el ponzoñoso veneno de la vejez. Sabía leer. Pero no tenía que leer."

En ese lugar alejado de la civilización donde vive no había libros, así que viaja hasta un poblado para buscarlos. 

"Una vez vendidos los micos y los loros, la maestra le enseñó su biblioteca.

Se emocionó de ver tanto libro junto. La maestra poseía unos 50 volúmenes ordenados en un armario de tablas, y se entregó a la placentera tarea de revisarlos ayudado por la lupa recién adquirida.

Fueron 5 meses durante los cuales formó y pulió sus preferencia de lector, al mismo tiempo que se llenaba de dudas y respuestas.

"Al revisar los textos de geometría se preguntaba si verdaeramente valía la pena saber leer, y de esos libros aprendió una frase larga que soltaba en los momentos de mal humor: "La hipotenusa es el lado opuesto al ángulo recto en un triángulo rectángulo". Frase que más tarde causaba estupor entre los habitantes de El Idilio, y la recibían como un trabalenguas absurdo o una abjuración incontestable.
...
Edmundo D´Amicis y Corazón lo mantuvieron ocupado casi la mitad de su estadía en El Dorado. Por ahí marchaba el asunto. Ese era un libro que se pegaba a las manos y los ojos le hacían quites de casancio para seguir leyendo, pero tanto va el cántaro, al agua que una tarde se dijo que tanto sufrimiento no podía ser posible y tanta mala pata no entraba en un solo cuerpo. Había de ser muy cabrón para deleitarse haciendo sufrir de esa manera a un pobre chico como El Pequeño Lombardero, y por fin, luego de revisar toda la biblioteca encontró aquello que realmente deseaba.
El Rosario, de Florence Barclay, contenía amor, amor por todas partes. Los personajes sufrían y mezclaban la dicha con los padecimientos de una manera tan bella, que la lupa se le empañaba de lágrimas."

Y mientras esto ocurre, también se cuenta la destrucción de la Selva de Amazonia (justo en este año en que la quema intencional destruyó gran parte de la Selva y tuvo connotaciones internacionales, y tan poca respuesta de las autoridades locales), esta pérdida enorme de lo que era, provocada por la intervención humana.

 Antonio José Bolívar Proaño, el protagonista, quiere volver a " sus novelas que hablaban del amor con palabras tan hermosas que a veces le hacían olvidar la barbarie humana"

Publicado hace 30 años atrás. Al leerlo pienso que habrá quedado de esa selva y de la etnia Shuar que describe. Que habremos dejado de ese universo tan especial, solo el perfume que se respira en sus páginas. 

A veces las novelas guardan esa realidad que nosotros somos capaces de perder, deliberadamente.

Luis Sepúlveda, nació en Ovalle, Chile, y ha escrito más de 30 novelas, y recibido innumerables premios. Este libro es el primero que leo de él, pero iré por más. Este libro y también " Historia de una gaviota y del perro que le enseñó a volar", fueron llevados al cine.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario