viernes, 21 de septiembre de 2018

La poesía, como la primavera, llega (¡tan necesaria!) a perfumar nuestro invierno (parte I)

La poesía está siempre en mí,  pero la primavera la vuelve tangible.

Así que en este 21 de Septiembre en que oficialmente empezamos la Primavera, en el Hemisferio Sur, les propongo comenzar una estación poética.

No solo habitarla por un instante, sino construir un espacio poético: en su lugar de trabajo, en su casa, en su vida.

Celebrar la poesía en cada minuto posible, como una forma de resistencia. Desde la belleza, desde la sensibilidad, y también, desde la fuerza con que nos penetra en su realidad.

Dice María Cristina Ramos, una gran escritora, mediadora de lectura y poeta argentina: 


"Leemos poesía como quien hace llover, para refrescarnos en su transparencia, para conocernos, para poner en movimiento una actitud de sensibilidad que permita vernos más hondamente. Compartimos la lectura de poemas para que resuenen con su armonía y su intensa lucidez en los momentos de la escuela."

(en Crecer en Poesía Espejos en el suelo, material del Plan de Lectura 2012)



Considero que es necesario compartir poesía, más aún en la escuela, en las aulas. Como dicen Sergio Andricaín y Antonio Orlando Rodríguez: 

"La poesía nos hace crecer espiritualmente, nos fertiliza, nos dimensiona, como seres humanos, humaniza nuestros sentidos. Porque a través de la poesía nos llega, decantada, trasvasada a un recipiente construido con palabras, la experiencia de otros individuos, sus emociones, sensaciones, anhelos y frustraciones." 

             (en su libro Escuela y poesía ¿Y qué hago con el poema? Lugar Editorial)

      Me atrevo a reunir en una pequeña selección, poesía para todas las edades, para distintos momentos y estados de ánimo. 
POESÍA PARA LLEVAR, porque la poesía se queda en nosotros al leerla, pero además se deja convidar y es deseable que esto ocurra

Para los primerísimos pre-lectores

¿Cuándo comenzar a leerles poesía a nuestros hijos? 

Desde la panza, la poesía toma forma de arrullo desde antes de nacer. 

"Las ondas sonoras de la voz materna, a través de las cuales se trasmiten las nanas, llegan a los oídos infantiles con los primeros versos ya sea para inducirlos al sueño, para aliviarles algún dolor, como acompañamiento de algún simple juego de balanceo o simplemente para alegrarlos con sus breves rimas a menudo desprovistas de sentido…”
(Elsa Bornemann en Poesía Infantil, estudio y antología, Ediciones Dimar s.r.l)


Me imagino una madre o un padre, cantándole las nanas a su hijo en esos meses de espera, y luego, cuando empieza a sentarse, cuando empieza a explorar el mundo, abriendo su primer libro para volver a encontrarse  con esas canciones. Con "ese libro que canta", como dice Yolanda Reyes.

"Leer en la primera infancia, es  una experiencia de vida. Lo que el bebé lee no es el sentido literal de las palabras sino sus ritmos y sus poderes mágicos para esperarlo, acunarlo, escribir en su cuerpo, cantar, contar, y jugar con él. Desde las primeras nanas hasta aquellos "libros sin páginas" que los padres rescatan de sus recuerdos,   el bebé recibe una herencia de palabras que marca su ingreso al mundo del lenguaje"
(En "El libro que canta" vuelto a contar por Yolanda Reyes, publicado por Alfaguara)                                                                  


"Duerme negrito" una nana popular ilustrada por Paloma Valdivia, y publicada por Fondo de Cultura Económica.

"Duerme, duerme negrito,
que tu mama está en el campo, negrito...

Te va a traer 
codornices para tí

Te va a traer
rica fruta para tí.
...
Y  si el negro no se duerme
viene el diablo blanco y
¡zas!, le come la patita,
¡chacapumba!.."

Imposible no escucharla y cantarla con ganas. Fue la canción de cuna de mi hijo antes de llegar a tenerlo en mis brazos. En Argentina lo cantó Mercedes Sosa, y Atahualpa Yupanqui. Según este último, su origen se encuentra en la frontera entre Venezuela y Colombia (aunque algunos dicen que llega desde Cuba). 

Hay también versiones de Víctor Jara y Natalia Lafourcade, que me han llegado recientemente y que no conocía.

Una canción que recorre el mundo, de uno y otro lado del Océano, que viaja para acunar a niños y niñas.

(Enorme sorpresa la mía, escucharla hace un par de años atrás, en la voz de Daniel Pennac, mientras hacía un alto en su espectáculo, mientras daban solución a problemas técnicos, según nos contó era la canción que le cantaba a sus hijos, y la única que conocía en español)

En esta versión (me enteré que hay otra versión de Ekaré que no tengo) las ilustraciones, plenas de color, de la autora chilena, Paloma Valdivia, logran la magia de mantenernos atrapados hasta el final. He visto como los niños escogen este libro una y otra vez en la biblioteca de Espantapájaros, y en los Picnic de Palabras en la plaza de mi barrio. 
Hacia el final del libro, la dedicatoria de Paloma dice:

"A mi mamá y a las mujeres de mi familia que me cantaron para dormir"

“Luna” texto de Antonio Rubio e ilustraciones de Óscar Villán un libro de la colección "De la cuna a la Luna"



"Luna luna luna
luna luna sol
Luna luna luna
luna caracol..."

Esta estupenda colección de Kalandraca es un claro favorito de los niños. Hay varios para recomendar ("Cocodrilo", "Violín", "Pajarita"). Pero mi corazón está en "Luna", desde que Flavia una niñita que casi no hablaba, y apenas llegaba al año, me la leyó por primera vez en el Jardín Infantil Espantapájaros, en tierras de Bogotá, Colombia.

A mí me gusta cantarlo, (uno se puede inventar la música que desee) pero leerlo es igual de musical para los niños.

Otro que recomiendo son "Estas son las mañanitas" de Carlos Pellicer López publicado por Fondo de Cultura Económica, sobre la conocida canción que se canta en México para desear Feliz Cumpleaños. Y por supuesto la estupenda colección "Como una cereza" con los versos de Mar Benegas, y las ilustraciones de varios ilustradores como Christian Inaraja o Marta Cabrol. Mi favorito es "¿Le pondremos un bigote?" con las ilustraciones de Lalalimola. Pueden escuchar el acompañamiento musical de cada título en la web, lo cual es una gran ayuda a los que padres que quisieran cantarlo pero no se animan a inventar la música.

Para los que ya quieren sostener el libro por sí solos

"Cocorococó", libro escrito por Didi Grau, e ilustrado por Christian Montenegro, de Pequeño Editor, editorial argentina multipremiada. 




"Co, co, escribe la gallina,
co, co, con la tinta china.
Co, co, se volcó el tintero, 
co, co, en el gallinero.

Cocó, cocorococó,
¡Qué lío que se armó!

Una retahíla que todos los chicos quieren volver a escuchar.

La ilustración con sellos de colores vibrantes los invita a buscar, y rebuscar en las imágenes.

Pequeño Editor, sacó una versión de cartoné dentro de la colección Los duraznos, que recomiendo para los más pequeños. Pero a mí me gusta compartir esta edición en rústica, de tamaño más grande.

No es un secreto, que es uno de los libros que siempre quiero volver a contar

"Chamario" con poemas de Eduardo Polo e ilustraciones de Eugenio Montejo, de Ediciones Ekaré.




Un poemario que es juego, y diversión. La palabra Chamario, deriva de chamo, que es la forma en que cariñosamente se llama al niño en Venezuela. 

Dos loros cantando en coro
que estaban en un maizal,
con plumaje verde y oro
y pintas de loro real,
llamaron a un compañoro
para agrandar la coral.
Uno tocaba el tamboro
otro tocaba un timbal, 
y el tercero o el terzoro
un pianito musical.
Sudando por cada poro
cantaron hasta el final
y cuando se despidioron
volaron a Portugal.

"Zoo Loco" De María Elena Walsh, con ilustraciones de Vilar. Publicado por Me gusta leer / Sudamericana

Hay varias ediciones de este clásico, tengo la versión original de tapa dura (sin las tapas, y algunas hojas sueltas) con las ilustraciones de Pedro Vilar, y una versión de tapa blanda de Alfaguara, con ilustraciones de Perica. 

En 2015 se hizo un relanzamiento de la obra de María Elena en Sudamericana y se le brindó un merecido homenaje a Pedro Vilar, quien falleció en el 2016




Encontré este ejemplar de casualidad en una venta de libros usados y me lo quedé. Su edición de tapa dura con las letras doradas, con una tipografía e ilustraciones de tamaño grande, me resultaron fascinantes. 

María Elena es para muchos de los argentinos la poesía de nuestra infancia, por lo que buscar cualquiera de sus libros (Tutú Marambá, El reino del Revés) y releerlo con los pequeños de la casa, es una maravillosa forma de reencontrarnos y reencontrarla.


Uno de los locos personajes de este Zoo, es la foca:

Si cualquier día vemos una Foca
que junta margaritas con la boca
que fuma y habla sola
y escribe con la cola
llamemos al doctor: la Foca es loca 

Los limericks con personajes animales, nos divierten y nos invitan al juego de repetir y repetir.  (tanto los he repetido en mi propia infancia, que los aprendí de memoria). Les dejo otro de mis favoritos:

Cuando la rana
no se queda quieta
el Sapo enojadísimo la reta
La Rana está llorando
porque no sabe cuando
la dejará pasear en bicicleta

Releyéndolos. Pienso lo universal que tiene la poesía de MEW, pero además el tono local...

Un día, por la calle Carabobo
se pasea una nena con un globo.
De pronto da un traspié
y todo el mundo ve
que no es Caperucita, sino el Lobo.

¡Cuántas veces cuando pasaba por la calle Carabobo, resonaba esta rima en mi cabeza!

Como veo que no puedo resistirme a escribir un poema tras otro, y que esta entrada se hace demasiado extensa, pondré el cartelito de continuará...y seguiremos recitando poesía.


En una próxima entrega poesía para los que leen solos...(y que sin embargo, necesitan que les sigamos leyendo y compartiendo, poemas)

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