Era un domingo de febrero de 2016
Llevábamos 14 meses llevando los libros una vez al mes a la plaza.
Llega una familia completa, de los que reconozco a algunos integrantes
Mamá, papá, dos niños pequeños, (ávidos lectores), y la abuela
A la abuela no la había visto antes, entonces se acerca y se presenta con la frase:
-Mi hija me dijo que hoy domingo estaban los libros en la plaza, así que vinimos.
Le ofrezcos los libros que están esperando sobre el mantel.
- Ya le leí un libro a mi nieto, me dice,...uno de fantasmas... (y al decirlo me da a entender que eso es lo que les gusta a los chicos)
Intento ofrecerle uno para que lea ella. Siempre llevo algunos libros especialmente pensando en los abuelo.
Me espanta los libros como si fueran moscas. De momento no le interesa leer, quiere que le cuente por qué hacemos esto.
Me pregunta si nos pagan. Si los libros son nuestros, si nos apoya la Municipalidad.. lo de siempre.
Le cuento entonces. Le digo que lo hacemos voluntariamente, que Picnic de Palabras se repite por plazas de todo el mundo y en varios lugares de nuestro país. Que ya hace varios meses que venimos a esa plaza del barrio. Mi barrio, y que por eso me interesa formar una comunidad de lectores. Le cuento que los libros los voy eligiendo uno a uno, con mucho amor. Que buscamos que los libros sean especiales, que sean atractivos...que sorprendan...
Entonces, busco transformar mis palabras en hechos y levanto un libro que para mí es muy especial. Que busqué bastante tiempo hasta que lo pude comprar: "Mallko y papá" de Gusti, publicado por Océano Travesía.
Le cuento la historia del libro, La historia de Gusti y Mallko, que son padre e hijo. Que Mallkito nació con Síndrome de Down, que a Gusti le costó aceptarlo, pero que ahora es el Rey de su castillo. Le cuento que el libro fue seleccionado en Bologna, que fue premiado. Y entonces abro el libro...
Y ahí ocurre.
Es como si al abrir un libro, se abriera una historia, que no es sólo la que del libro.
La abuela, una abuela joven, me cuenta que ella tiene una hermana con Síndrome de Down, y que en su familia fue muy difícil el tema de la aceptación, sobretodo para otra hermana pequeña...
Y ahi, paradas en una plaza de Florida, sin conocernos, se pone a contarme la historia que abrió el libro, que es un poco la historia que escribió Gusti, y un poco no.
La escucho, charlamos un rato más, y después la dejo porque unas nenas pequeñas, recién llegadas a la plaza me tironean para que les lea, y otras me piden que les susurre, y van cayendo nuevos invitados a esta fiesta de libros.
Ella se queda ahí parada mirando el libro, y yo me voy a seguir abriendo historias por la plaza.
(les dejo el enlace para que puedan conocer más del libro)
https://www.youtube.com/watch?v=LL-WS1xUCMA
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