“Soy lo que soy gracias a los libros”
Vero es una amiga y una persona muy querida por mí, así que
cuando me puse a armar su entrevista, imaginé que sería fácil. No, no lo ha sido,
justamente por eso.
Intentaré escribir dejando el corazón a un lado, pero sintiendo
aún sus latido en la punta de mis dedos.
Periodista de profesión, en las primeras fotos que vi de ella,
aparecía con un atuendo naranja en el paisaje helado de la Antártida. Pensé en
ese momento en una versión femenina de Indiana Jones. Esto resultó ser solo
una parte de su inquieta personalidad. Me enteré que actualmente, además de escribir
historias, se dedicaba al trabajo editorial, y que se había Diplomado en
Logogenia (un método de desarrollo de la competencia lingüística en niños
sordos, creado por la lingüista ítalo-mexicana Bruna Radelli) y era especialista en discapacidad auditiva (aprendí mucho de ella sobre las dificultades en la comprensión lectora de niños hipoacúsicos y esto me fue de utilidad en mi trabajo en la universidad).
Me la crucé en el facebook a inicios del año pasado, cuando buscaba un
taller literario en donde tomarme en serio la escritura. Vero fue mi primera maestra, me enseñó a mirarme y a mirar con otros ojos. Encontré el aviso de los talleres anuales que estaba realizando, y fui sabiendo muy poco de ella.
Antes de asistir a la primera clase me sentí en la obligación de saber de sus libros y me sorprendió saber que había publicado más de 15 libros (y yo no había leído ninguno). El primer libro que “me encontró” (sigo pensando que los libros llegan a nosotros por algún motivo y que la elección a veces es de ellos) fue “Mundos en Venta y otros cuentos” publicado en Galerna.
Es un libro con muchísimo humor, que incorpora al final de cada cuento, el germen de la idea, que luego se transformó en historia...
Antes de asistir a la primera clase me sentí en la obligación de saber de sus libros y me sorprendió saber que había publicado más de 15 libros (y yo no había leído ninguno). El primer libro que “me encontró” (sigo pensando que los libros llegan a nosotros por algún motivo y que la elección a veces es de ellos) fue “Mundos en Venta y otros cuentos” publicado en Galerna.
Es un libro con muchísimo humor, que incorpora al final de cada cuento, el germen de la idea, que luego se transformó en historia...
“Hay que ser animal”
publicado en Norma, fue el segundo. Este libro me llegó recomendado
amorosamente por Caro Moore, una amiga también bióloga, que el azar tuvo la suerte de
regalarme como compañera de taller. Vero sabe contar historias desde la imaginación, pero también
sigue siendo una periodista que investiga y se destaca por su inteligencia y
compromiso en el trabajo. En este libro (como también en “Lindo día para volar”
publicado en SM) se nota su conocimiento del mundo natural. algo que como bióloga, le agradecí.
El año pasado tuvimos oportunidad de brindar con ella por la llegada
de varios premios, muy merecidos. El destacado de ALIJA, a su libro de cuentos
publicado en 2013 “La memoria de todos”, (un libro imperdible pero que no resulta fácil de conseguir). También recibió el premio Konex, Diploma al Mérito, en la categoría Literatura
Juvenil (un reconocimiento a su trayectoria).
Publicó también un libro para adultos “Mal de familia” en
Ediciones de la Flor, que me siento en la obligación de recomendarles. Lo encontré casualmente, hace un par de
semanas recorriendo estantes en mi librería amiga. Sabía de él, y quería tenerlo. Es un libro que ha llegado lejos, Vero lo encontró en una biblioteca en Nueva York el año pasado. Refleja mejor que ninguno el
humor ácido e irreverente que la caracteriza, y la destreza en el oficio. He leído
esos 14 cuentos, sin culpa, estallando en carcajadas en los lugares más
inapropiados. Ha pesar de que hace rato
que no hablamos en persona (tuve que abandonar el taller este año por motivos
de distancia), he sentido su voz en cada línea de esas 222 páginas. En la
contratapa del libro, el editor hace referencia a Fontanarrosa, leerla fue sentirlo aleteando, sin duda.
Para conocer más sobre ella, o sobre sus libros publicados, les
recomiendo leer su blog http://lavidaconsubtitulos.blogspot.com.ar/
(el título dice mucho de ella, y de las dificultades que debe afrontar para adaptarse a un mundo que no se adapta a la discapacidad)
Justamente esta semana salió su último libro “Los nombres
prestados” publicado en Nubes de Tinta (el primero de una autora argentina que
se publica en este sello editorial). Es una historia que conmueve, emociona y atrapa. He leído varias reseñas sobre esta última obra, pero les dejo esta de Alejandra Moglia, publicada en su blog, La memoria y el Sol, (un sitio al que vale la pena
recorrer) https://lamemoriayelsol.wordpress.com/2015/09/12/una-lectura-de-los-nombres-prestados-de-veronica-sukaczer/
Gracias Vero, por contarnos acerca de tus orígenes lectores,
pero especialmente, por tu amistad
Gracias a todos los que me acompañan en este espacio y me estimulan a continuar aprendiendo.
Las fotos de Vero fueron tomadas por Uri Gordon, pueden ver más, junto con la entrevista que le realizó Silvia Portorrico (que ya estuvo por este espacio) en su blog "El ojo ajeno"
https://elojoajenoblog.wordpress.com/2014/08/26/veronica-sukaczer/
Las fotos de Vero fueron tomadas por Uri Gordon, pueden ver más, junto con la entrevista que le realizó Silvia Portorrico (que ya estuvo por este espacio) en su blog "El ojo ajeno"
https://elojoajenoblog.wordpress.com/2014/08/26/veronica-sukaczer/
Hasta la próxima entrevista…
Nacer a la lectura y más...
¿Qué recuerdos tienes de tu inicio lector? ¿Qué libro, relato,
historia de la infancia recuerdas especialmente?
Me recuerdo leyendo todo el tiempo y todo tipo de material. Pero
además teniendo una relación muy estrecha con el libro-revista, no solo en lo literario.
Por ejemplo: jugaba a la librería, le ponía precio a los libros, los ordenaba y
los vendía, previa recomendación, a lectores imaginarios. Era una activa
“cambiadora” de historietas. Una vez leídas y releídas, las juntaba e iba al
parque Rivadavia a cambiarlas para tener nuevo material para leer. Y en el
verano, en las playas de Mar del Plata, armaba puestos con mis revistas sobre
la arena. Leía en mi casa y además revisaba las bibliotecas del lugar a donde
me llevaran. Leía desde cuentos hasta artículos de enciclopedias. Mi sed de
lectura era insaciable.
Entre mis libros preferidos estaban: Leyendas Universales, de Sigmar (uno de los
libros que más me acercó al deseo de escribir); Cocorí, de Joaquín Gutiérrez; El libro de los chicos enamorados,
de Elsa Bornemann; Las torres
de Nüremberg, de J.S.Tallón y, por supuesto, los libros de la
colección Robin Hood.
¿Quién o quienes te
acercaron los primeros libros, o las primeras historias en tu niñez? ¿Cómo
llegaste a ellas?
Mi mamá era quien me leía cuando no sabía leer, pero pasados mis
6 o 7 años leía sola, abstraída del mundo y con absoluta libertad para elegir
qué leer. Tanto en mi casa paterna como en las casas de varios familiares había
lindas bibliotecas en las que podía elegir a gusto. Y si bien me regalaban
libros para mi cumpleaños, en general la mayoría los elegía yo en alguna
librería.
¿En qué lugar de tu
infancia te recuerdas leyendo? Si tuvieras que describirme una imagen tuya en
tus inicios lectores ¿cuál sería?.
Leía sentada en un sofá cama que teníamos en la sala de estar
cuando mi cama era una de esas que se guardaba debajo de otra (y por lo tanto
no estaba a la vista durante el día). Nunca pude leer en movimiento (me mareo),
así que no he leído nunca en el auto o en colectivo. Y mi familia me recuerda,
como ya algo extremo, leyendo cada día del verano bajo la sombra de la carpa,
mientras ellos preferían el sol y el mar (lo cual no significa que no jugara
luego como cualquier otro chico).
Hoy en día ¿en qué lugar
te gusta leer? ¿Tienes algún hábito o costumbre que te caracterice al momento
de comenzar a leer, o al escoger un libro?
Leo semirecostada en mi cama. Allí también escribo (cuando lo
hago a mano) y miro la tele y respondo correos desde la tablet y leo los
diarios. Les he “regalado” a mis hijos el comedor de la casa, en donde miran
TV, juegan sus jueguitos y están con sus amigos, así que mi lugar privado es mi
habitación (porque mi estudio, en el mismo departamento, es lugar de
computadoras así que tampoco ahí estoy sola). Si no hay luz natural leo con la
luz del techo apagada y un velador encendido. Tengo a mi lado un estante a modo
de mesita de luz y otros cuatro repartidos con libros. Cuando comienzo a leer
un libro jamás me obligo a terminarlo si no me engancha de entrada (a menos que
sea por estudio, claro), lo cual provoca que tenga siempre tres o cuatro libros
empezados y abandonados hasta nueva oportunidad. Mis preferencias son, en este
orden, novela, cuento, ensayo, y la poesía como algo que necesito en ciertos
momentos.
Si tuvieras que elegir una
palabra (pueden ser dos, o más) para describir lo que significa un libro para
vos ¿cuál o cuáles serían?
Soy lo que soy gracias a los libros.
Si
tuvieras que decir lo que significa para vos la lectura en pocas palabras,
¿cuáles serían?
La lectura fue mi refugio (ya no lo es del mismo modo, ahora hay
múltiples soportes que brindan información, entretenimiento, etc). Además... la
gente oyente recibe información casi sin darse cuenta, la TV, la radio, lo que
habla la gente en la calle, una conferencia, los profesores, etc y más etc. Yo
era una niña que iba perdiendo la audición progresivamente, pero todo estaba en
los libros. Todo.
¿Qué estás leyendo en el
momento en que te ha llegado esta entrevista? O ¿qué estás buscando leer?
Esta semana leí un excelente ensayo de mi profesora Patricia
Salas: Sordera y Lenguaje;
el cómic de Gorodischer y Vergara: Camino
a Auschwitz y un libro que yo no hubiera elegido pero que me pasó
una alumna de mi taller: Una
suerte pequeña de Claudia Piñeiro. Ahora acabo de buscar, por
segunda vez, El impostor,
de Javier Cercas y estoy leyendo poemas de W.Szymborska. Que conste que me
encontraste en una semana enormemente productiva a nivel lectura, porque puedo
estar mucho tiempo sin leer por placer (siempre estoy leyendo por trabajo), por
diversos motivos: querer desmayarme cuando llega la noche, no poder
concentrarme por los problemas cotidianos, no encontrar otro momento, preferir
una película o una serie, que me piden muchísima menos atención.
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