El pasado 9 de febrero fuimos invitados a la Jornada Docentes que Cuentan, con los Casa Cuna Cuenteros. Un grupo que realiza una estupenda labor en el Hospital de Niños Dr Pedro Elizalde, ex Casa Cuna.
Les dejo por acá mi relato de esa experiencia y un profundo homenaje a esa labor.
Este Hospital Público está ubicado en una zona que no se cuenta entre las favorecidas de la ciudad. Es enorme y llegan familias con niños desde muy lejos para atenderlos. Desde hace 4 años los Casa Cuna Cuenteros llevan una vez por semana cuentos a las salas de espera, pasillos y otros lugares del hospital. En forma voluntaria, regalan lo que estos niños a veces no tienen, historias de papel, palabras, canciones Pueden ver más de su labor acá:
https://www.facebook.com/Casa-Cuna-Cuenteros-1332665202173…/
Algunos de los cuentacuentos llegan de muy lejos, otros quizás no, pero todos lo hacen desde el corazón...con una organización que escapa a toda improvisación, pensada desde y hacia la función social que buscan cumplir..Los responsables Laura Ormando, Alejandra Alliende y Verónica Alvarez Rivera aportan cada uno desde su experiencia para hacer de esto un proyecto que continúa creciendo y además sumando premios, el premio Viva Lectura, el Pregonero en el 2015. Se suman varias voluntades más, algunas de las cuales son amigas queridas, no las quiero nombrar ahora porque sería injusto poner algunos nombres y no otros
Dos veces al año, hacen una invitación abierta a maestros que quieran participar contando. No soy maestra, pero me colé entre ellos y tuve la oportunidad de vivir esta experiencia única, acompañada por Mabby una amiga que nos llevó a un grupo variopinto en edad y experiencia a hacer la recorrida (maestras, directoras, narradoras, catequistas, bibliotecarias, los voluntarios hacen variadas cosas).
Entrar al grito de "Lero lero lero, llegaron los cuenteros..." como una marea de remeras verdes, revolucionando la sala de Hematología y Oncología, llamada Sala Esperanza. (donde trabaja también la Fundación Natalí Flexer) es una descarga de adrenalina
Pero verles sus sonrisas, verlos bailar, con sus cabecitas rapadas o mostrando los brazos con la huella de las extracciones...nos recuerda que son chicos, y nos ubica en donde estamos...en un lugar donde la alegría, canciones, y cuentos, son tan necesarias como las vitaminas o los medicamentos
Interrumpimos el cuento, para vocear el nombre de algún paciente al que llaman, o para dar alguna información. En mi caso debo dejar de cantar siguiendo a Vero , porque uno de los pequeños (al que apodé Batman), se me acerca al oido para contarme que lo pincharon, y que no le dolió nada (mostrándome la curita de Batman que lo prueba)
Caminamos por los pasillos con gorras de colores, y remera verde, llevando susurradores o valijas con cuentos...y la gente nos mira entre extrañadas y cómplices...
- Mirá - las payasas...le dice una mamá a una nena entre enfurruñada y tímida..
- .No somos payasas, le digo, llevamos cuentos...
Nos repartimos, ponemos una manta en el piso, extendemos cuentos sobre la mesa, y los niños vienen a picotear de ellos. Las madres con bebés no se acercan, claro, por que no leen...Entonces voy, una a una, diciéndole, ¿querés que le lea un cuento? y me miran como si no entendiera que tienen un bebé en brazos...
Abro un libro (no cualquiera, Le pondremos un bigote de Mar Benegas) y le empiezo a cantar, y el bebé (tendrá unos 8 meses) se detiene y me mira, mira el libro, se congela...y después me sigue con la mirada, abre su boca, toca el libro, lo sigue...y la mamá queda tan asombrada como ese bebé al que le abrieron un nuevo mundo de palabras e imágenes.
Así, lo repito por toda la sala de espera, dos tres 7 veces...
Un pequeño inquieto de dos tres años...acuerda en sentarse un ratito y deja que le lea, uno, dos , tres cuentos...(es obvio que no ha tenido mucho contacto con libros antes, no sabe que se puede hacer con ellos) al tercero está totalmente metido en la historia de Hervé Tullet "Un libro" su carita se mueve en UHHH AHHH se rie a carcajadas, se golpea la cabeza, quiere tocar el libro...Su mamá que estaba al lado mandando mensajes por whasapp, por primera vez mira y se deja contagiar...le saca fotos a su nene,rie, cuando me voy me agradece...
Una mamá se acerca a pedirnos que le dejemos un libro, porque su nena debe pasar la noche internada...En la sala Esperanza hay una biblioteca, pero no alcanza supongo, para todo el hospital que tiene 3 pisos enormes, y miles de pacientes al día...Buscamos un libro de los que trajimos para donar y se lo dejamos, nos agradece...esa nena tendrá un cuento para que le cuenten por la noche.
Los padres se quedan escuchando fascinados, una señora de negro rodete apretado y falda floreada, escucha en el borde de la silla a Verónica Alvarez Rivera contando un cuento...y se rie a escondidas, como si fuera una niña descubierta en una travesura. Sus hijos ya están haciendo otra cosa y la llaman, pero ella los espanta como mosquitos con un gesto en la mano, y los manda callar, debe terminar de escuchar el cuento. Cuantos turnos se habrán pasado desde que le tocaba atenderse ...
Pasan los médicos y nos miran, se quedan apenas prendidos de esa lectura, de ese bebé tan compenetrado en la historia, de ese mantel con coloridas tapas...Los cuenteros los saludan..
El amigo de Batman me muestra que el también tiene una curita, que a él también le sacaron sangre, a él si le dolió, pero ya se le pasó...
Y seguimos escuchando y leyendo cuentos, hasta que me dicen que es la hora de irnos...y nos vamos, los cuenteros invitados, los cuenteros locales.
Nosotros quizás hasta julio, ellos hasta la próxima semana o la otra...donde volverán a llenar esas salas de verde esperanza.
Todos llenos de cuentos, porque Vero y Ale, y otros invitados nos contaron varios. Y los escuchamos igual de maravilladas que los niños, los padres, o el personal que hacía su trabajo.
Por primera vez en mi vida, puedo decir, que quiero volver al hospital...
(Les dejo una foto que nos sacaron ese día, antes de entrar al hospital. Para que vean la nutrida concurrencia de voluntarios, y las caras de entusiasmo y felicidad)
Les dejo por acá mi relato de esa experiencia y un profundo homenaje a esa labor.
Este Hospital Público está ubicado en una zona que no se cuenta entre las favorecidas de la ciudad. Es enorme y llegan familias con niños desde muy lejos para atenderlos. Desde hace 4 años los Casa Cuna Cuenteros llevan una vez por semana cuentos a las salas de espera, pasillos y otros lugares del hospital. En forma voluntaria, regalan lo que estos niños a veces no tienen, historias de papel, palabras, canciones Pueden ver más de su labor acá:
https://www.facebook.com/Casa-Cuna-Cuenteros-1332665202173…/
Algunos de los cuentacuentos llegan de muy lejos, otros quizás no, pero todos lo hacen desde el corazón...con una organización que escapa a toda improvisación, pensada desde y hacia la función social que buscan cumplir..Los responsables Laura Ormando, Alejandra Alliende y Verónica Alvarez Rivera aportan cada uno desde su experiencia para hacer de esto un proyecto que continúa creciendo y además sumando premios, el premio Viva Lectura, el Pregonero en el 2015. Se suman varias voluntades más, algunas de las cuales son amigas queridas, no las quiero nombrar ahora porque sería injusto poner algunos nombres y no otros
Dos veces al año, hacen una invitación abierta a maestros que quieran participar contando. No soy maestra, pero me colé entre ellos y tuve la oportunidad de vivir esta experiencia única, acompañada por Mabby una amiga que nos llevó a un grupo variopinto en edad y experiencia a hacer la recorrida (maestras, directoras, narradoras, catequistas, bibliotecarias, los voluntarios hacen variadas cosas).
Entrar al grito de "Lero lero lero, llegaron los cuenteros..." como una marea de remeras verdes, revolucionando la sala de Hematología y Oncología, llamada Sala Esperanza. (donde trabaja también la Fundación Natalí Flexer) es una descarga de adrenalina
Pero verles sus sonrisas, verlos bailar, con sus cabecitas rapadas o mostrando los brazos con la huella de las extracciones...nos recuerda que son chicos, y nos ubica en donde estamos...en un lugar donde la alegría, canciones, y cuentos, son tan necesarias como las vitaminas o los medicamentos
Interrumpimos el cuento, para vocear el nombre de algún paciente al que llaman, o para dar alguna información. En mi caso debo dejar de cantar siguiendo a Vero , porque uno de los pequeños (al que apodé Batman), se me acerca al oido para contarme que lo pincharon, y que no le dolió nada (mostrándome la curita de Batman que lo prueba)
Caminamos por los pasillos con gorras de colores, y remera verde, llevando susurradores o valijas con cuentos...y la gente nos mira entre extrañadas y cómplices...
- Mirá - las payasas...le dice una mamá a una nena entre enfurruñada y tímida..
- .No somos payasas, le digo, llevamos cuentos...
Nos repartimos, ponemos una manta en el piso, extendemos cuentos sobre la mesa, y los niños vienen a picotear de ellos. Las madres con bebés no se acercan, claro, por que no leen...Entonces voy, una a una, diciéndole, ¿querés que le lea un cuento? y me miran como si no entendiera que tienen un bebé en brazos...
Abro un libro (no cualquiera, Le pondremos un bigote de Mar Benegas) y le empiezo a cantar, y el bebé (tendrá unos 8 meses) se detiene y me mira, mira el libro, se congela...y después me sigue con la mirada, abre su boca, toca el libro, lo sigue...y la mamá queda tan asombrada como ese bebé al que le abrieron un nuevo mundo de palabras e imágenes.
Así, lo repito por toda la sala de espera, dos tres 7 veces...
Un pequeño inquieto de dos tres años...acuerda en sentarse un ratito y deja que le lea, uno, dos , tres cuentos...(es obvio que no ha tenido mucho contacto con libros antes, no sabe que se puede hacer con ellos) al tercero está totalmente metido en la historia de Hervé Tullet "Un libro" su carita se mueve en UHHH AHHH se rie a carcajadas, se golpea la cabeza, quiere tocar el libro...Su mamá que estaba al lado mandando mensajes por whasapp, por primera vez mira y se deja contagiar...le saca fotos a su nene,rie, cuando me voy me agradece...
Una mamá se acerca a pedirnos que le dejemos un libro, porque su nena debe pasar la noche internada...En la sala Esperanza hay una biblioteca, pero no alcanza supongo, para todo el hospital que tiene 3 pisos enormes, y miles de pacientes al día...Buscamos un libro de los que trajimos para donar y se lo dejamos, nos agradece...esa nena tendrá un cuento para que le cuenten por la noche.
Los padres se quedan escuchando fascinados, una señora de negro rodete apretado y falda floreada, escucha en el borde de la silla a Verónica Alvarez Rivera contando un cuento...y se rie a escondidas, como si fuera una niña descubierta en una travesura. Sus hijos ya están haciendo otra cosa y la llaman, pero ella los espanta como mosquitos con un gesto en la mano, y los manda callar, debe terminar de escuchar el cuento. Cuantos turnos se habrán pasado desde que le tocaba atenderse ...
Pasan los médicos y nos miran, se quedan apenas prendidos de esa lectura, de ese bebé tan compenetrado en la historia, de ese mantel con coloridas tapas...Los cuenteros los saludan..
El amigo de Batman me muestra que el también tiene una curita, que a él también le sacaron sangre, a él si le dolió, pero ya se le pasó...
Y seguimos escuchando y leyendo cuentos, hasta que me dicen que es la hora de irnos...y nos vamos, los cuenteros invitados, los cuenteros locales.
Nosotros quizás hasta julio, ellos hasta la próxima semana o la otra...donde volverán a llenar esas salas de verde esperanza.
Todos llenos de cuentos, porque Vero y Ale, y otros invitados nos contaron varios. Y los escuchamos igual de maravilladas que los niños, los padres, o el personal que hacía su trabajo.
Por primera vez en mi vida, puedo decir, que quiero volver al hospital...
(Les dejo una foto que nos sacaron ese día, antes de entrar al hospital. Para que vean la nutrida concurrencia de voluntarios, y las caras de entusiasmo y felicidad)