Estuve esperando hasta el último momento del año para sentarme a escribir.Justamente porque no sabía que decir...o cómo.
Hice varios borradores en estos días, que descarté.Hasta que hoy muy temprano me encontré esta imagen en la web. Y descubrí por qué me costaba hacer un balance o un cierre del año. En enero de este año, tenía planes. Tenía algunas cosas bastante pensadas: para la mitad de año mi vida sería completamente distinta.Obviamente, lo fue. Pero no en el sentido que yo esperaba.Es increíble que hayamos vivido un año completo en pandemia. Mi sensación al mirar hacia atrás es que viví un año siendo protagonista (o personaje secundario) de una película distópica. Lo digo sin conocimiento de causa, porque como no son de mis preferidas nunca las veo completas.Vuelvo a la imagen, descubrí que lo que me costó es ir improvisando. Algo que en la enseñanza, o en las tutorías, aplico continuamente, no me resulta del todo fácil en mi propia vida. A mí me gusta poder planear, o "visualizar" como decía mi madre.No hubo posibilidad. Estuve frustrada conmigo misma casi todo el año. Sentí que me golpeaba contra la misma pared, decidí que no quería seguir, intenté escaparme una y otra vez, saltando este muro que cada vez era más alto.Sigo acá.Hice mil cosas para intentar escaparme, desde leer infinidad de libros, hasta anotarme en todos los cursos, o decidir preparar, después de horas interminables de trabajo, material para las redes sociales.Creo que eso me rescató. Tener un objetivo a corto plazo cuando los planes a largo plazo se iban cada vez más lejos.Hubo otro efecto secundario, me permitió abrir ventanas en ese muro, vislumbrar más allá. Conocer amigos y amigas, lugares, gente.Hubo un aprendizaje. Ayer escuché una charla de Mauricio Kartun, un dramaturgo argentino que cada vez que abre la boca me deja sorprendida. Anoté la frase textual en el cuaderno en que anoto mis clases:¿Quién dijo que aprender es perder el tiempo?Y tenía toda la razón. En lo personal sentía que como no había logrado mis metas para este año, era un año perdido. Pero sin embargo, ¿cómo medimos el aprendizaje? Todo lo que viví este año me preparó sin dudas para ser una mejor persona el año siguiente. Más libre, con más confianza.
Kartun decía que cuando los estudiantes salen del secundario deberían dedicarse a deambular, no ir tras una carrera, sino ir probando. Para él, pasar por tres carreras, no es un estigma, al contrario, es un punto a favor para esa persona.
Eso es lo que hice este año, deambular. Mientras preparaba clases de biología, leyendo de genética o del calentamiento global, buscaba poetas, o escritoras, hacía cursos de origami, pintura, fotografía, y leía de todo. Todo el tiempo.
A veces nos cuesta improvisar, y queremos tener un guión. A veces esto es posible, y hasta preferible.
Este año inesperado es la mejor prueba. Hubo gente que tuvo que cambiar de trabajo, que se enfermó, que cambió de lugar cotidiano, o de espacio laboral. Hubo quien perdió a sus familiares. Somos de algún modo sobrevivientes.
Hay que acostumbrarse, la vida es pura improvisación.
Cuando lo logramos nos damos permiso a disfrutarla.
Daniel Rabinovich, en Les Luthiers es un ejemplo de ello, siempre que lo dejaban en libertad nos regalaba una improvisación. Así salió ese "Ester Píscore" que me mata de risa. O el final de la "Cantata del Adelantado Don Rodrigo Díaz de Carreras...". Cuenta la historia de Les Luthiers (de eso también leí mucho este año, "Memorias de un Luthiers" es mi libro de cabecera) que cuando probaron la "Cantata..." el papel principal era de Daniel, como no lograba sostener el acento español, ni ceñirse al guión lo reemplazó Ernesto Acher. Al darle la libertad de improvisar, agregó un montón de gags que hacen las delicias de quienes amamos a Neneco, y este espectáculo.
Nada salió como lo planeamos. Nada nos preparó para este 2020. Sin embargo, no salimos de él como entramos. A mí me sostuvieron, desde afuera manos invisibles que llegaban desde Madrid, o Córdoba, Almagro, o desde acá nomás a cuadras de casa. Eso también es un aprendizaje, es mejor jugar la improvisación con un equipo que nos haga el aguante.
Y como también decía en la charla de ayer Kartun:
"A problema técnico, resolución poética"
Siempre hay una mejor manera de dar resolución al agobio cotidiano. Para mí, con la poesía. Por eso arranca esta entrada con estos versos en una pared que rescató este movimiento que es Acción poéticar.
Por eso termino el año compartiendo poesía (e invito a quien quiera a compartirla)
Tuvimos un traspié, tenemos la oportunidad de estrenar de nuevo, que el 2021 nos encuentre con el espíritu de improvisación intacto.
¡Achicoria!Les dejo una charla de Mauricio Kartun y les recomiendo buscar otras