sábado, 29 de diciembre de 2018

Festejando el cuarto aniversario de "Picnic de Palabras Florida"


Esta semana, mientras nos acercamos al "Cumple Picnic" que festejamos con amigos el Domingo 23 de Diciembre, se me ocurrió que tenía que volver a hablar en el blog de esta actividad que nos reúne una vez al mes en la plaza del barrio. 

Hay dos entradas en donde ya lo mencionamos, contándoles "los libros favoritos", y mostrando algunas fotos, pueden encontrar esa selección aquí y aquí

Para los que no saben de que se trata, les cuento que "Picnic de Palabras", es una iniciativa que comenzó en una plaza de Bogotá, Colombia, en 2012. Pueden ver y escuchar a Marcela Escovar aquí, contando de esos inicios. 

En 2013 arribó al barrio de San Cristóbal (en la Ciudad de Buenos Aires) de la mano de Selva Bianchi,  y por esas casualidades, en Diciembre de 2014 comenzamos a replicarlo en nuestro barrio, Florida. 

En Argentina existen al menos 5 plazas en donde ser realiza, una vez al mes, esta actividad. En lugares cercanos como Otamendi (Pcia de Buenos Aires), más lejanos como San Luis (Pcia de San Luis), o a más de 2800 km, en la distante ciudad de Río Grande, en la Provincia de Tierra del Fuego  (el lugar más austral de nuestro país) 

En 2018 la actividad fue reconocida con el Premio Pregonero Especial, por la Fundación El Libro.  

Actualmente la comunidad de "Picnic de Palabras", reúne voluntarios de Ecuador, Perú, México, Uruguay, Chile, Brasil, entre otros países de Latinoamérica 

Una vez al mes, (en nuestro caso un domingo por la tarde), aprontamos manteles y libros en nuestras valijas, e iniciamos una caminata de pocas cuadras, hasta la plaza. 

En general, me ayudan a cargar las valijas mis hijos (cuando pueden, dado que también han ido creciendo, y a veces tienen sus propios compromisos...)


Al llegar extendemos los manteles, acomodamos los libros (libros ilustrados, libros álbum) y los ofrecemos como un banquete dispuesto a despertar los sentidos. 


El objetivo de esta iniciativa es promover la lectura de libros en familia. Favoreciendo ese encuentro con la cultura  en un espacio público. 



Una biblioteca abierta, bajo los árboles,  por dos horas, un domingo al mes. Los chicos muchas veces nos dicen que es justamente como una biblioteca. Pero a diferencia de la escolar, los libros se leen en ese momento, y no pueden llevárselos a sus casa (por suerte siempre hay algunos que no descansan ni un minuto sobre el mantel, porque siempre tienen lectores que los buscan)
(En la foto, un regalo de Mayra, una biblioteca, dibujada con tiza en uno de los senderos de la plaza) 



Es un trabajo que requiere continuidad, a veces llegamos a la plaza y tenemos que invitarlos a participar... (y muchas veces cuando les repetimos que es una actividad gratuita y voluntaria nos miran con sorpresa, y se resisten a creerlo)

Hay veces que llegamos y hay varios que nos esperan, o gente que volvemos a ver después de un tiempo

Estamos sujetos al clima, cambiamos el horario de verano a invierno, hay días muy fríos en que la plaza esta sola, o días muy calurosos en que la gente empieza a llegar cuando el sol ya no se siente...

Pero a fuerza de costumbre nos convertimos en una parte del paisaje, y parte del cambio.

Los bebés a los que les leíamos...















Ahora escogen que leer.


Hemos ido conformando una pequeña comunidad de lectores en el barrio. Después de 4 años, ¡hemos crecido!. En número (cada vez hay más gente que nos espera en la plaza o que nos pregunta al encontrarnos en el almacén del barrio cuando nos toca el próximo picnic) y también acompañando a los lectores que han crecido leyendo con nosotros.




Empezamos con pocos libros, unos 50, que tenía en casa  algunos donados por amigos que se enteraron de la iniciativa. 

Aunque no recibimos ningún apoyo, siempre ponemos todo de nosotros, porque estamos comprometidos, sabemos que nos esperan, y principalmente porque lo disfrutamos. 

Hay un recambio de libros, tratamos de satisfacer las preferencias, (escogiendo con cuidado, porque los ingredientes son para mí lo más importante de este festín). 

Algunas veces los que concurren al picnic nos acercan algunos de sus libros, y seguimos recibiendo donaciones de amigos y editoriales . Entre los escritores amigos que nos acercan su obra se cuentan: Ángeles Durini, Ximena García, Sergio Andricaín, Antonio Orlando Rodríguez, Mar Benegas, Mercedes Calvo, Carolina Tosi, Márgara Averbach, Nelvy Bustamante, María José Ferrada, Sara Bertrand, Roberto Sotelo.  Entre las editoriales algunas que puedo recordar son Niño Editor, Arte a Babor, Quipu, Edebé, Ediciones de la Terraza, Guadal. 

En mi caso, no me molesta compartir mis libros. Algunos cuando se enteran de lo que hago, me preguntan si no me da miedo de que me los roben, y la verdad que no. Los que han sufrido roturas han sido unos pocos, quizás los que tienen pestañas, consecuencia de haber sido muy leídos en estos cuatro años (afortunadamente) Lo principal, es dejarlos en libertad, para que la gente los tome.

Buscamos libros atractivos, interesantes, y variados (de todo un poco, informativos, poesía, historietas, álbum ilustrado, libros objeto). Como un banquete que estimule los sentidos

A veces no basta con dejarlo sobre el mantel, hay que acercarlo, tender el libro como quien tiende un puente, abrirlo, para aquel que no está acostumbrado a entrar en ellos. 

Cada vez que llegamos a la plaza, los primeros que se acercan son los pequeños,  que no tienen prejuicios y saben que el festín les pertenece, y luego, los adultos, padres, madres, abuelas, abuelos, tíos o vecinos que acompañan y de pronto se detienen frente al llamado de un libro.

Oficiamos de mediadores,  también con los adultos que muchas veces se quedan leyendo libros "infantiles", mientras sus hijos o nietos van corriendo a disfrutar de los juegos. Muchas veces nos piden recomendaciones.






A veces, los pequeños,  nos piden que les leamos. (Es más nos insisten)


(Leyendo "El tesoro escondido del capitán Tifón", Ilustrado por Korky Paul y con el texto de Paul Carter) 

Y otras no ...



(leyendo "Sabueso perdió su hueso" Jonathan Long y Korky Paul, en la edición más antigua de Atlántida Editorial)

A veces leer y jugar se nos confunden...




..cada domingo llevamos actividades preparadas...
Pero igual los lectores siempre nos sorprenden




 (En la foto, las chicas luego de susurrarse los poemas que habíamos llevado,  decidieron susurrarse el libro "El túnel" de A. Browne, de Editorial Fondo de Cultura Económica.)

...a veces escribiendo sus propias historias:



(En este Picnic, Santi, decidió escribir una historieta, y compartirla con nosotros.)

Algunos domingos hemos recibido invitados especiales, que cuentan sus cuentos,




(Ángeles Durini, escritora, leyéndonos sus historias en Picnic de Palabras Florida)
O narradores que le dan voz a otras historias...




(Mabby Torres, narradora oral que nos contó historias en nuestro último Picnic Cumpleaños)

Pero lo que no puede faltar es la ocasión de leer en familia, de descubrir nuevas lecturas


Y siempre, al retirarnos, la plaza se queda con parte de esa magia, flotando en el aire. Nada me gusta más que ver como la plaza se transforma en un espacio intervenido por las palabras



Tendríamos muchas historias que contarles, pero solo nos queda agradecer. A todos y todas los que nos siguen, nos acompañan, nos visitan, nos regalan sus libros, o simplemente desde lejos nos envían su apoyo. 

A mis hijos que a pesar de lo que pesan los libros, me los alcanzan hasta la plaza, y especialmente a Ro Maydanski que saca tan bellas fotos.

En esta página de facebook, encuentran todas las fotos de los encuentros pasados y la invitación a los futuros (y también pueden escribir ahí si desean sumarse)

Por muchos encuentros más, en invierno ...





o verano...




Por otro año más de encuentros...





Y para terminar les dejo algo que escribió una de nuestra primeras invitadas (casi que fue debido a ella que comenzamos a hacer esta actividad, cuando llegó Diciembre de 2014, a punto de comenzar las vacaciones, sabiendo que en el verano ya no nos podríamos ver en la escuela para leer, pensé que la plaza del barrio podía ser una buena ocasión de encuentro)

Agustina, nos encontró en varios Picnic, pero dos años después de ese comienzo, sin que se lo pidiera escribió lo que para ella significaba leer. 

Lo dejo anotado con tiza en uno de los senderos de la plaza, en septiembre de 2018




Tu mundo mágico 

Mirá un montón de libros leelos y
 aprendé cuando lees un libro, 
es como leer tu fantasia 
como quieras tu mundo es magico
como desees se feliz mientras puedas
ahora

Agus 
(sic)

lunes, 10 de diciembre de 2018

Leyendo mujeres: Clarice Lispector




LA FELICIDAD CLANDESTINA, un cuento de Clarice Lispector (Ucrania-Brasil, 1920-1977)

Hoy 10 de Diciembre celebramos su cumpleaños.

Ella era gorda, baja, pecosa y de pelo excesivamente crespo, medio pelirrojo. Tenía un busto enorme, mientras que todas nosotras todavía éramos planas. Como si no fuera suficiente, por encima del pecho se llenaba de caramelos los dos bolsillos de la blusa. Pero poseía lo que a cualquier niña devoradora de historias le habría gustado tener: un papá dueño de una librería.

No lo aprovechaba mucho. Y nosotras todavía menos; incluso para los cumpleaños, en vez de un librito barato por lo menos, nos entregaba una postal de la tienda del papá. Para colmo, siempre era algún paisaje de Recife, la ciudad en donde vivíamos, con sus puentes más que vistos. Detrás escribía con letra elaboradísimas palabras como “fecha natalicia” y “recuerdos”.

Pero qué talento tenía para la crueldad. Mientras haciendo barullo chupaba caramelos, toda ella era pura venganza. Cómo nos debía de odiar esa niña a nosotras, que éramos imperdonablemente monas, delgadas, altas, de cabello libre. Conmigo ejercitó su sadismo con una serena ferocidad. En mi ansiedad por leer, yo no me daba cuenta de las humillaciones que me imponía: seguía pidiéndole prestados los libros que a ella no le interesaban.

Hasta que le llegó el día magno de empezar a infligirme una tortura china. Como por casualidad, me informó de que tenía El reinado de Naricita, de Monteiro Lobato.

Era un libro grueso, válgame Dios, era un libro para quedarse a vivir con él, para comer, para dormir con él. Y totalmente por encima de mis posibilidades. Me dijo que si al día siguiente pasaba por la casa de ella me lo prestaría.

Hasta el día siguiente, de la alegría, yo estuve transformada en la misma esperanza: no vivía, nadaba lentamente en un mar suave, las olas me transportaban de un lado a otro.

Literalmente corriendo, al día siguiente fui a su casa. No vivía en un apartamento, como yo, sino en una casa. No me hizo pasar. Con la mirada fija en la mía, me dijo que le había prestado el libro a otra niña y que volviera a buscarlo al día siguiente. Boquiabierta, yo me fui despacio, pero al poco rato la esperanza había vuelto a apoderarse de mí por completo y ya caminaba por la calle a saltos, que era mi manera extraña de caminar por las calles de Recife. Esa vez no me caí: me guiaba la promesa del libro, llegaría el día siguiente, los siguientes serían después mi vida entera, me esperaba el amor por el mundo, anduve brincando por las calles y no me caí una sola vez.

Pero las cosas no fueron tan sencillas. El plan secreto de la hija del dueño de la librería era sereno y diabólico. Al día siguiente allí estaba yo en la puerta de su casa, con una sonrisa y el corazón palpitante. Todo para oír la tranquila respuesta: que el libro no se hallaba aún en su poder, que volviera al día siguiente. Poco me imaginaba yo que más tarde, en el transcurso de la vida, el drama del “día siguiente” iba a repetirse para mi corazón palpitante otras veces como aquélla.

Y así seguimos. ¿Cuánto tiempo? No lo sé. Ella sabía que, mientras la hiel no se escurriese por completo de su cuerpo gordo, sería un tiempo indefinido. Yo había empezado a adivinar, es algo que adivino a veces, que me había elegido para que sufriera. Pero incluso sospechándolo, a veces lo acepto, como si el que me quiere hacer sufrir necesitara desesperadamente que yo sufra.

¿Cuánto tiempo? Yo iba a su casa todos los días, sin faltar ni uno. A veces ella decía: “Pues el libro estuvo conmigo ayer por la tarde, pero como tú no has venido hasta esta mañana se lo presté a otra niña”. Y yo, que no era propensa a las ojeras, sentía cómo las ojeras se ahondaban bajo mis ojos sorprendidos.

Hasta que un día, cuando yo estaba en la puerta de la casa de ella oyendo silenciosa, humildemente, su negativa, apareció la mamá. Debía de extrañarle la presencia muda y cotidiana de esa niña en la puerta de su casa. Nos pidió explicaciones a las dos. Hubo una confusión silenciosa, entrecortada de palabras poco aclaratorias. A la señora le resultaba cada vez más extraño el hecho de no entender. Hasta que, esa mamá buena, entendió al fin. Se volvió hacia la hija y con enorme sorpresa exclamó: “¡Pero si ese libro no ha salido nunca de casa y tú ni siquiera quisiste leerlo!”.

Y lo peor para esa mujer no era el descubrimiento de lo que pasaba. Debía de ser el horrorizado descubrimiento de la hija que tenía. Nos observaba en silencio: la potencia de perversidad de su hija desconocida, la niña rubia de pie ante la puerta, exhausta, al viento de las calles de Recife. Fue entonces cuando, recobrándose al fin, firme y serena le ordenó a su hija: “Vas a prestar ahora mismo ese libro”. Y a mí: “Y tú te quedas con el libro todo el tiempo que quieras”. ¿Entendido? Eso era más valioso que si me hubieran regalado el libro: “el tiempo que quieras” es todo lo que una persona, grande o pequeña, puede tener la osadía de querer.

¿Cómo contar lo que siguió? Yo estaba atontada y fue así como recibí el libro en la mano. Creo que no dije nada. Tomé el libro. No, no partí brincando como siempre. Me fui caminando muy despacio. Sé que sostenía el grueso libro con las dos manos, apretándolo contra el pecho. Poco importa también cuánto tardé en llegar a casa. Tenía el pecho caliente, el corazón pensativo.

Al llegar a casa no empecé a leer. Simulaba que no lo tenía, únicamente para sentir después el sobresalto de tenerlo. Horas más tarde lo abrí, leí unas líneas maravillosas, volví a cerrarlo, me fui a pasear por la casa, lo postergué más aún yendo a comer pan con mantequilla, fingí no saber en dónde había guardado el libro, lo encontraba, lo abría por unos instantes. Creaba los obstáculos más falsos para esa cosa clandestina que era la felicidad. Para mí la felicidad habría de ser clandestina. Era como si ya lo presintiera. ¡Cuánto me demoré! Vivía en el aire… Había en mí orgullo y pudor. Yo era una reina delicada.

A veces me sentaba en la hamaca para balancearme con el libro abierto en el regazo, sin tocarlo, en un éxtasis purísimo.

Ya no era una niña más con un libro: era una mujer con su amante.

Felicidade clandestina, 1971.

Cuentos reunidos, trad. Marcelo Cohen, Madrid, Alfaguara, 2002, págs. 253-256.

sábado, 8 de diciembre de 2018

Entrega de los Premios Nacional Latinoamericano de LIJ "La hormiguita viajera"

...O la historia de como los hilos forman lazos, redes, tramas

"Los textos se nos presentan como tejidos en permanente construcción, un gran telar en el que los lectores agregan hilos, nudos y tramas para conformar ...nuevas figuras en el tapiz." Dicen Patricia Torres y Andrea Talamoni, en el "Curso Introductorio para agentes mediadores" que por estos días estoy terminando. 

Esta frase me recordó otra que escribí hace mucho tiempo atrás,en otro curso virtual que hacía con docentes, en donde hablábamos de la relación entre docentes y alumnos en un encuentro virtual. Por eso es que elijo quedarme con la metáfora de que cada uno de nosotros que asistió al encuentro fue un hilo, que se enlazó a otros, para formar nuevas o viejas redes, nuevas o viejas tramas, que a partir de este momento, seguirán tejiendo nuevos caminos.




Por si no lo conocen hago nuevamente la presentación del premio:

El Premio Nacional y Latinoamericano de LIJ (Literatura Infantil y Juvenil): “La Hormiguita Viajera” se puso en marcha a partir del año 2009, con el propósito de impulsar la literatura infantil y juvenil en toda la Argentina y los países de América Latina y el Caribe.Sigue su camino de hacer visible a todos aquellos que hacen de su labor la promoción, animación, creación de la LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL.- El objetivo de este premio es el reconocimiento a aquellos autores que hayan desarrollado su carrera literaria en el ámbito del libro infantil y juvenil, además, de reconocer a Editoriales, Ilustradores, y difusores de la literatura infanto – juvenil. El premio será convocado anualmente por la BIBLIOTECA POPULAR “MADRE TERESA” de Virrey del Pino, La Matanza, Pcia de Buenos Aires, Argentina.

Fantástica labor de esta Biblioteca, a pesar de los recortes presupuestarios, de las dificultades (de presupuesto, edilicias, como me contaban) apuesta por mantener este Premio (con su historia, con su prestigio) a pura voluntad y compromiso. 

No es casual que la cara visible del Premio sea una ilustración realizada por Virginia Piñón,premiada por su trabajo como ilustradora. Virginia, bella en su vestido de hormiguita, agradeció y nos habló de lo que significa la posibilidad de encontrarse con otros, para alguien que en general realiza su trabajo, en solitario.




Este año la entrega del Premio 2108, el 1 de Diciembre, se realizó en "El living de Olivos" una librería a puertas cerradas, o un espacio cultural a puertas abiertas, que recibió gente desde lejos o desde cerca, para homenajearlos con esta distinción

Silvina Rodríguez como anfitriona, nos recibió con calidez y sonrisa dispuesta. Supo hacernos lugar a los premiados, a sus acompañantes, y también a los que fueron parte desde otro lugar, organizadores, narradores,  público. Para mí era un lugar especial, muy cerca de casa, y junto a Silvina que siempre apoyó las actividades que realizamos con Picnic de Palabras Florida.

Literalmente logramos que ese Living rebalsara. Fuimos, entonces, acomodándonos en el pasillo, en los recodos, todos muy bien dispuestos a compartir la fiesta.

Nos recibieron con poesía (¡qué mejor forma de comenzar la noche!). El poema que me regaló Laura. de las Verdevioleta cuentos, fue este:


Un comienzo en estado poético, para atesorar y compartir. Y con una poeta mujer y feminista que empecé a recorrer este mismo año.

Eduardo Raúl Burattini, miembro de la comisión directiva, fue el presentador de la noche. Lúcido y entusiasta, se encargó de ir enhebrando en esa compleja trama, los hilos de todos los colores, que fueron los premiados. Premio a premio, logró hacernos sentir conectados.

En lo personal fue una noche emotiva porque me permitió encontrarme con algunos que solo conocía en la virtualidad. Mirarnos en otros ojos que buscan lo mismo. Y además fue el primer reconocimiento a mi labor en la Literatura Infantil y Juvenil, un cruce a otros espacios.

Entre las primeras en recibir su diploma, estuvo Mabby Torres:




Amiga, bibliotecaria, narradora oral, integrante de los Casa Cuna Cuenteros. Aparte de agradecer destacó la labor de los bibliotecarios como mediadores, de la biblioteca como espacio mágico en donde ocurre ese encuentro con los libros, tan necesario, y con los cuentos, alimento indispensable de la infancia. Acá uno de sus acompañantes custodiando su diploma. 


Entre todos los premiados llegados de distintos puntos, nadie recorrió tantos paisajes como Gaby Vallejo Canedo (maestra de Literatura y Lenguaje, Licenciada en Ciencias de la Educación, escritora, poeta, representante distrital de IBBY) y su grupo. Llegaban en representación de la Biblioteca de Thuruchapitas, en Cochabamba, Bolivia. 


Gaby contaba que al recibir el anuncio del premio se puso a buscar el libro "La hormiguita viajera" en las Bibliotecas locales, y al final debieron recurrir a su versión digital. También buscaron información del autor, y nos sorprendieron al contarnos que traían dos cartas en facsímil que Constancio C Vigil,  envió en ocasión de la guerra entre Chaco y Paraguay (la cuales entregaron,  junto con algunos libros, en donación a la Biblioteca "Madre Teresa"). Esos pequeños detalles de hermanar bibliotecas a la distancia, eran parte de lo que se fue tramando en esa noche.

El momento emotivo fue cuando nos mostró su propia "Hormiguita viajera" que le había regalado su madre de pequeña y que ella no sabía siquiera que hacía referencia al libro. En la foto las dos hormiguitas (la nueva, la de la infancia) se encuentran.




Otra Biblioteca que estuvo representada fue la del Congreso de la Nación, cuya directora Olga Lavigna trabaja incansablemente por la promoción de la cultura. El Espacio Cultural de la Biblioteca también recibió un premio como Institución Educativa.

Entre los llegados de lejos, se encontraba la gente de Aquelarre, Revista especializada en LIJ que desde  la Universidad de Rosario, en la provincia de Santa Fe, se comparte al mundo. Algunos de ellos viajaron, pero son muchos más, distribuidos por varias lugares...

Acá se presentan:
"Somos brujildas y hechicero de varias comarcas. Las argentas: Paz Herón Ruiz (Villa Mercedes, SL), Natalia Moya (Córdoba), Claudia Rivera (Neuquén), Verónica Andrea García (Charata, Chaco), Carina Suppo (San Jorge, Sta. Fe), Ana Carolina López (Río Cuarto, Cba.), Alejandro de la O (Córdoba); y las que llegamos de lejos para arrimarnos al fuego: Caroline Kirsch Pfeifer (Brasil), Júlia Pascual Gómez (Cataluña) y Lucero Gómez Cruz (México)."

Accesible en versión digital, para ser descargada, incluye variados aportes tan necesarios para los que mediamos en Literatura Infantil y Juvenil, por ejemplo en este link,hay un número dedicado a Género, diversidad y ESI. (la foto la tomé prestada, la que yo les saqué no les hacía honor). Fue fantástico compartir con ellos, con los que nos venimos cruzando en otros espacios, una noche especial.


 La Narración estuvo muy bien representada en esta noche, no solo por Mabby Torres, las Verde Violeta cuentos, Belén Torras que colaboró con Eduardo en entregarnos los premios, y Liliana Bonell que cerró la noche...sino que también tuvo sus premiados.

El Grupo de narradoras Traficantes de Palabras y el Club de narradoras Los duendes (de la localidad de Rauch, en la Provincia de Buenos Aires) estuvieron ahí para recibir sus hormiguitas.

El nutrido grupo de Rauch, llegó en una combi, bullicioso y feliz. En la foto se observa en el centro del grupo a Pocha, que con sus jóvenes 83 años nos contó de la actividad que realizan en esta ciudad de la Provincia de Buenos Aires, distante unos 286 km




María Cristina que recibió el premio como representante del grupo de narradoras "Traficantes de palabras" de Bahía Blanca, realiza su labor acompañando a los niños del Hospital Pediátrico con nanas y cuentos ("Traficantes de palabras de las que acarician y hacen cosquillas"..dicen en su página de facebook, ¡que bella manera de presentarse!)
En todos, llegados por diferentes caminos, se notaba la pasión que nos unía. Las lecturas, los libros, nos hermanaban en una senda en común, a pesar de que quizás nunca nos habíamos cruzado.

Con algunos sí habíamos compartido. Beatriz Ré, maestra y mediadora, llegó desde Casilda, Santa Fe, para recibir su premio por "La aguja en el pajar", programa de radio. Justo este año, después de muchos encuentros en la red, nos habíamos conocido en la Feria del Libro de Buenos Aires. Junto con Beatriz estaban Mariale Loria y Maxi, también responsables del programa. (en esta foto que sacó Armando los pueden conocer)




Natalia Blanc, que recibió su premio por su labor de periodista especializada en LIJ, era una de las que quería encontrarme, dado que leo frecuentemente sus columnas en La Nación. En esta última nota, aparte de recomendarnos algunos libros, hace referencia a las autoras que fueron reconocidas con el premio.

Entre ellas, Márgara Averbach, que recibió un premio por su libro "Los que volvieron". Márgara, recientemente jubilada después de muchos años como docente (en el blog ya la habíamos entrevistado, por si quieren conocer más sobre su obra), había sido casualmente docente de Silvina Rodríguez, la anfitriona. Otra manera en que se traman los hilos. 

Nos contó como surgió la idea del libro a partir de la lectura de una noticia, y como decidió recrearlo. Difícil tarea, de tomar la historia y transformarla en ficción, algo que en un principio le pareció un desafío, que superó con éxito y del que resultó este libro.





Cecilia Repetti, que recibió un merecido reconocimiento como editora, estuvo acompañada de una hinchada propia. En su agradecimiento, aparte de mencionar que había volado casi sin descanso por más de 20 horas (¡qué fabuloso el interés de estar ahí, de muchos!, que valor le da al premio), nos habló de su trabajo editorial, que tiene mucho de colaboración. Un trabajo tan importante que hace a la calidad de las obras que se publican. También nos comentó de su experiencia en México donde estuvo acompañando a la querida Graciela Montes al recibir su Premio Iberoamericano SM de Literatura.

Carola Martínez, escritora, mediadora y más, recibía también su premio al libro del año por Matilde, una historia que narra desde ojos infantiles la dictadura chilena . 

Nos emocionó con su dedicatoria: 

"Dedico este premio a Lucía Pérez de 16 años y exijo juicio y castigo a los responsables de su muerte. A los 400 nietos que aún no hemos encontrado. A la memoria de: Santiago Maldonado, Mariano Ferreyra,  Claudio Paredes
Y a toda la juventud luchadora.y por supuesto a mis niños Tomy Maca Anto y Javi enormes y valientes luchadores. Muchas gracias. "


Lúcida como siempre Carola, nos recordó lo importante, que resulta en estos días, no olvidar, permanecer en lucha.

 También llegó Cristina Pizarro nombrada Maestra Nacional de LIJ que habló de su amor por las bibliotecas. 

Hubo también algunos ausentes que por distancia o compromiso no pudieron llegar, pero a todos se los recordó como si estuvieran.

Entre el público que nos acompañaba estaba gente muy querida como Lola Rubio, Ángeles Durini, y muchos más.



Y lo que se armaba por detrás, en los márgenes, entre las presentaciones, discursos, narraciones, no tenía desperdicio. Gente leyendo...



O compartiendo lecturas, como las chicas llegadas desde Cochabamba, que aprovecharon la espera para ...leer, seguramente algunos libros que no conocían.



Para finalizar, Liliana nos narró historias dos maestras que se extrañan, Graciela Cabal (un fragmento de "Secretos de Familia", curiosamente, el mismo que suelo leer con mis alumnos) y Liliana Bodoc (de la cual escuchamos "Blanco", del libro "Sucedió en colores"). Nada casual, que ellas ,estuvieran presentes en la voz de la querida Lili.



Y nos fuimos retirando despacio, colmados de palabras. De recuerdos. 

Por acá les dejo la foto de mi "Hormiguita Viajera" y el diploma que recibí en reconocimiento a este mismo blog en donde escribo ahora. 


Gracias a todos y todas los que contribuyeron a que pasáramos una cálida noche en un diciembre extrañamente frío. Especialmente a quien me nominó (que permanece anónimo, pero a quien le hago llegar mi eterna gratitud), y a la comisión directiva de la Biblioteca Madre Teresa. 

Para finalizar, les dejo esta entrada anterior en donde doy cuenta de lo que sentí al recibir el premio, y hacia el final,
está incluido el fragmento que leí al recibirlo. 

Tremendo compromiso, ahora, el de seguir trabajando. 


sábado, 1 de diciembre de 2018

Leyendo: La oscuridad de los colores


Me doy cuenta que el año llega a su fin y debo hacer, como en los anteriores, el listado de mis libros leídos.

Entonces, es el momento de comenzar a ponerme al día con varias reseñas demoradas (o que comencé en mi instagram @patoleyendoelmundo, y que decido pasar al blog para que perduren)








De Martín Blasco 

"La oscuridad de los colores"

Colección Zona Libre

Editorial Norma

2015

Un libro que hace mucho tiempo deseaba leer (lo saqué de la biblioteca pero si lo buscan en las librerías tiene una nueva edición que resulta por demás atractiva)

Martín Blasco es un autor argentino que siempre logra sorprenderme. Este año también leí de él, "El bastón de plata", y la reseña la pueden encontar aquí


La verdad es que no se parecía en nada a la imagen que me había formado del libro, dado que hace rato que venía escuchando de él.

Lo primero que me ocurrió al terminarlo fue la sensación de oscuridad que se me impregnó, me costó salir


Para mí, un libro difícil de etiquetar ( en realidad no es que lo necesite, solo que me dejó en estado de incertidumbre y lo pienso en voz alta ahora) .

¿Es un policial?...Hay muertes

¿Es una novela histórica?...Transcurre en 1910 en el centenario de nuestra independencia

"En 1910, una Buenos Aires feliz se prepara para los festejos del primer Centenario. Alejandro, un joven periodista, recibe un encargo tan siniestro como perturbador: investigar la desaparición de cinco niños ocurrida más de dos décadas atrás."

Un libro que atraviesa barreras, que destaca dentro de esta colección por su profundidad,y porque nos sitúa como lectores muy lejos de la comodidad

Sorprende a cada paso. Debo reconocer que Martín logra con cada novela crear algo único. Ya he leído tres en esta misma colección, y he quedado gratamente sorprendida de su calidad, de encontrarme con historias únicas, muy bien contadas.

Alejandro intentará descubrir la verdad tras la desaparición de estos cinco bebés 25 años antes. Lo terrible es que comienzan a reaparecen sin recordar donde habían estado, o sin poder contarlo.

En esa investigación su vida cambiará para siempre.

Como cada libro nos habla un poco de nosotros mismos, su trama me recordó la eterna discusión entre naturaleza y crianza.

Lo heredado y lo adquirido, es un tema que aparece seguido en mis clases de biología. En realidad ¿es lo que heredamos?¿ o lo que llamamos "ambiente" lo que nos forma?.


Suelo hablar con mis alumnos de lo peligroso que puede ser el determinismo genético. Atribuirles todas las características a nuestro genes (hay en la historia de la humanidad terribles consecuencias debido a esto). Pero, al mismo tiempo, sabemos que no es solamente el ambiente el que nos forma

¿Es posible formar a un ser humano a nuestro antojo? Eso es lo que pretende el J K Andrew, al separar a los niños de su familia y criarlos a su modo. En la novela vamos leyendo en su diario, como fue discurriendo su siniestro plan:

"Encuentro en Verde algo...extraño. No sabría como explicarlo. Algo en su mirada, seguramente fruto de tantos años de instrospección. Tiene una mirada espantosamente profunda. Cuando entro a la habitación, clava sus ojos en mí y no los aparta hasta que salgo Es algo inquietante, difícil de explicar.

Marrón mató a los demás perros. A todos. Aún no sabemos por qué. Calculo que fue el resultado de una lucha de poder o la típica pelea por la comida (aunque había de sobra) ¿Por qué los mató? ¿Será que su humanidad, al no poder expresarse, se manifestó en violencia? ¿Mató a los perros porque no quiere ser perro, porque odia su condición? Por ahora lo dejamos solo en el galpón. Me parece que no voy a traerle más compañía canina. Ya no es necesario.

Ayer entré al cuarto de Negro mientras dormía. No solo juega con los cadáveres de los animales. Con sus sangres, huesos y pieles ha llenado las paredes con una especie de pintura...."


Cada uno un color...de ahí el nombre del libro.

Justo hacía muy poco, había visto "Birthmarked" película que trata de esto. Una pareja de científicos decide adoptar a dos niños  y junto a su propio hijo, criarlos en un ambiente controlado para establecer desde la cuna el futuro de cada uno. La situación no termina de acuerdo a lo esperado, y aunque la película es anunciada como una comedia, para mí alcanza visos de tragedia. 


También había leído la historia de los trillizos separados al nacer. Una historia que en Estados Unidos, alcanzó notoriedad porque uno de los trillizos (que volvieron a reencontrarse ya de adultos) se suicidó. 

Esto muestra lo terrible que puede ser cuando la ciencia y la ética no van de la mano. El psicólogo austríaco Peter Neubauer estuvo al frente de los estudios, cuyos resultados están en los archivos de la Universidad de Yale, con acceso restringido hasta 2065. No sé realmente si Martín se inspiró en estos hechos para escribir su novela, o simplemente ficción y realidad se tocan, como suele pasar.

Es un libro que, abre muchas puertas. Intertextualidades. Conversaciones. El tema de la identidad (otro tema que con mis alumnos de secundaria exploramos durante el año). Ciencia vs ficción. El dilema ético detrás de la búsqueda del conocimiento científico.


En una parte de la historia también me recordó a mí misma, y a esta tarea que emprendo en pos de compartir lecturas. Abrir un libro nos posibilita encontrarnos con nuevos mundos, que a veces no podemos imaginar:

"Ahora que Verde está leyendo, debo tener mucho cuidado con la selección de los conocimientos que le imparto. Con sus cinco años no puedo darle nada demasiado complejo, pero además debo cuidar que sus lecturas no contradigan la idea del mundo que le he trasmitido...
...Por eso tengo tengo que descartar todo libro que hable de niños libres
...Me he visto en la obligación de reescribir las historias que le doy."

No quiero agregar más para no arruinar la historia.

Pero les puedo recomendar que lo lean para formarse su propia opinión. En mi caso, me dejó pensando, y quizás al terminarlo, me quedó una sensación incómoda, de algunas preguntas sin respuesta.

Lo que seguro no pasará es que los deje indiferentes, que después de todo es lo que buscamos al leer una historia.


Como se encuentra en una colección juvenil, por ahí algunos de los adultos que se lo crucen pasen de él...les pediría que se animen. Les copio acá un segmento de la entrevista que le hicieron a Martín en "El ojo ajeno", (blog de queridos amigos, en donde pueden asomarse un poco a su intimidad ) en donde habla justamente de esto:

"Puede leerlo un adulto. Cuando lo terminé no sabía qué era. De hecho estuvimos un año evaluando con la editora si era para chicos o para adultos, y con amigos, y gente que respeto mucho como Pablo De Santis, Sergio Aguirre o Antonio Santa Ana. Todos iban opinando y llegamos a la misma conclusión, que podía funcionar para cualquiera de los dos públicos. "

En general en esta colección, Zona Libre, de Norma creo que hay muchos libros que debemos leer solos o acompañados, los adultos.